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El Gobierno nombra a un embajador político en Oriente Próximo para potenciar la política exterior en la región

El Gobierno nombrará mañana, en Consejo de Ministros, a su primer embajador político en Oriente Próximo, Emilio Menéndez del Valle, con residencia en Jordania y que lleva varios proyectos ambiciosos en cartera, tanto en el plano político como en el económico y comercial, para "potenciar la presencia exterior del Estado español en la región, situándola en el lugar que le corresponde dada la especial relación de amistad entre España y los países árabes".Sin embargo, de lo primero que desea huir el nuevo embajador es de la "retórica de viejos tiempos", basada, en dar por descontado que esa amistad supone, sin más trabajo, la obtención de beneficios y de apoyos, bilateral o multilateralmente. "La política del Gobierno es contribuir a la pacificación de la zona, con la menor retórica posible y sin dejar de ser conscientes de las mínimas posibilidades que España tiene de jugar un papel importante en estos momentos", afirma Menéndez del Valle.

El nuevo embajador en Jordania tiene 38 años, es licenciado en Derecho y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutensede Madrid. Ha estudiado dos años en la universidad de Columbia (Nueva York) y participó activamente durante los años de oposición socialista en la Comisión Internacional del PSOE. El Gobierno de Amman envió el plácet para Menéndez la semana pasada y sustituirá en el puesto al diplomático Luis Pedroso.

Uno de los primeros objetivos del nuevo embajador será conseguir la apertura de una oficina comercial española en Jordania, que hasta ahora, dado el escaso nivel de negocios bilaterales, dependía de la existente en la Embajada de Irak. Menéndez del Valle está convencido de que Jordania representa un punto de desarrollo importante una vez que se consiga la pacificación de la región, pero desde luego lo que no puede continuar, en su opinión, es la situación actual de falta de una presencia comercial efectiva española.

"Debemos actuar en el Tercer Mundo como lo hacen los países europeos, con seriedad, apoyando a nuestras empresas, pero, al mismo tiempo, exigiéndoles que traten bien a los clientes, no vendiéndoles productos usados por nuevos, como se ha dado ya algún ejemplo en Argelia, y procurando amarrar los contratos con los servicios posventa en mantenimiento y repuestos que son el verdadero negocio", señala Menéndez.

El nuevo embajador es consciente de las dificultades que existen en la Administración para dotar a las representaciones diplomáticas de un equipo de trabajo que responda en todos los campos a una misma autoridad y a una misma política de intereses, pero cree que el Gobierno de Felipe González trata de conseguirlo con la reforma funcionarial.

Ideas políticas poco claras

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En el terreno de la actuación política respecto de Oriente Próximo es donde las ideas, tanto del embajador político como del Gobierno, no parecen estar muy claras de momento, quizá y justificadamente por la confusión que envuelve la situación general de la zona metida en una dinámica de difícil concreción y que en los últimos días amenaza con un desenlace de consecuencias dramáticas, después de la campaña siria contra Arafat y la división en el seno de la OLP.

Para Menéndez del Valle, España debe observar e interesarse por la política europea, prácticamente inexistente, desde el paso dado por la CEE en la declaración de Venecia de 1980 pidiendo que la OLP fuera asociada a las negociaciones de paz en Oriente Próximo. De momento, "ni el comportamiento internacional del Estado de Israel ni la actitud de Washington pasan por incluir a la Unión Soviética en el proceso de paz, lo que sería aconsejable para lograr una estabilidad en el futuro", opina Menéndez del Valle, que se autodefine como "propalestino, aunque no antiisraelí".

Pero el Gobierno español no puede reconocer diplomáticamente a Israel, mientras "no cambie ese comportamiento, que para nosotros es de la misma responsabilidad en el actual Gobierno Begin, como en la oposición laborista", añade Del Valle, que, sin embargo, conoce la exigencia comunitaria europea de que España normalice su situación con Israel. "La CEE no puede forzarnos en estos momentos, cuando los europeos no tienen tampoco una participación activa en la resolución del conflicto en la región", afirmó.

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