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Duro enfrentamiento del sector 'carrillista' del PCE con las propuestas presentadas por Gerardo Iglesias

El secretario general del partido comunista, Gerardo Iglesias, inauguró ayer una decisiva reunión del comité central de su partido, planteando una profunda renovación del mismo, incluso a nivel de dirigentes: "Proponemos una renovación periódica de los órganos de dirección e incluso del secretario general", dijo Iglesias en su informe, que suscitó una feroz oposición por parte de los miembros del ala cercana al ex secretario general Santiago Carrillo.

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Oposición o colaboración crítica

Iglesias presentó las líneas fundamentales de lo que debe ser el informe político a discutir en el XI Congreso del partido, a celebrar probablemente entre los días 14 y 18 de diciembre: señaló, como base de actuación fundamental, "trabajar por la alternativa de un Gobierno de izquierdas de comunistas, socialistas y otras fuerzas progresistas". Insistiendo en esta idea, dijo que "hay que transformar la desesperanza que pueda crear la política del PSOE en entusiasmo y movilización social para que una alternativa en 1986 sea más progresista y estén presentes en el Gobierno los comunistas como expresión de una alternativa real de progreso".Tanto las ideas de una renovación periódica de los dirigentes como la política de colaboración crítica con los socialistas motivaron fuertes críticas por parte del vicesecretario general, Jaime Ballesteros, y del secretario de la organización de Madrid, Adolfo Piñedo, ambos destacados integrantes del ala carrillista. Por primera vez en una decisión insólita y difícilmente aceptada -25 votos contra 22 y 7 abstenciones-, la Prensa pudo asistir en su integridad a los debates de fondo en el comité central; que, como se preveía, adquirieron un tono de gran confrontación.

El secretario general propuso un partido "de masas, laico y eurocomunista", sin renunciar al carácter marxista revolucionario y sin corrientes organizadas, pero admitiendo una "discrepancia respetuosa y tranquila". Iglesias calificó de "obsoleto" el manifiesto programa del PCE y proclamó la necesidad de reformar en el congreso profundamente los estatutos. Todas estas reformas deben contenerse en unos proyectos de tesis que deberán estar concluidos para su discusión ante un nuevo comité central los días 29 y 30 de julio. La "escasez de tiempo" para la elaboración de estos documentos fue, otro de los grandes motivos de queja para el sector de Carrillo.

Gerardo Iglesias reconoció que al plantear al país la disyuntiva "frente democrático o involución" el PCE cometió una seria equivocación, plasmada en los resultados del 28 de octubre. Planteó como bases de trabajo ante el XI congreso profundizar en la acción ante los movimientos de masas y trabajar por una política internacional basada en la paz y el desarme.

Ataques de Jaime Ballesteros

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Todas estas tesis parecieron "elementos de confusión que podrían llevar a la ruptura del partido" al vicesecretario general, Jaime Ballesteros, quien realizó un demoledor ataque al informe del secretario general, evidenciando así las profundas, diferencias existentes en la directiva comunista, puestas ya de manifiesto en la reunión del comité ejecutivo de la pasada semana: "El informe del secretario general está lleno, de insuficiencias, defectos, superficialidades..., es el huerto de la ambigüedad. Se nos propone el tipo de partido que intentaron los llamados renovadores y que ya fue derrotado en el X congreso", dijo.

Ballesteros atacó la "desideologización" a que llevan las propuestas de Iglesias, quien parece pretender "que el partido se diluya en la sociedad", en lugar de que sean los comunistas quienes lleven la política del partido a las organizaciones de masas. Denunció la existencia de vetos por parte del actual grupo dirigente contra otra parte de la directiva, y propuso la celebración de un "congreso de clarificación y unidad, y no éste de confusión y peligro de ruptura que se nos propone". Ballesteros terminó sugiriendo qye parece propiciarse una ruptura consciente del partido, dejando tan sólo a los que él calificó como "neoeurorrenovadores" dentro del PCE. El secretario general del PCE de Madrid, Adolfo Piñedo, insistió en estas mismas tesis.

Ya Carrillo, en el inicio de los trabajos del comité central, planteó la necesidad de no limitar los debates a dos días, (ayer y hoy), como estaba inicialmente previsto. Sometido el tema a votación, ganó por amplia mayoría la opinión del ex secretario general, por lo que los debates tendrán una duración ilimitada y, dada la virulencia de las discusiones, difícilmente predecible. Por tanto, la presente reunión del comité central podría llegar a ser una de las más largas y decisivas en la historia del Partido Comunista de España.

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