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Copa Davis:

España pasa apuros ante Yugoslavia

España salvó in extremis la posibilidad de quedar casi sentenciada en la primera eliminatoria de Copa Davis ante Yugoslavia. La derrota de Casal ante Ostoja (1-6, 4-6, 6-3, 6-1 y 6-3) fue reparada, no sin gran sufrimiento, por Avendaño ante Zivojinovic (6-4, 4-6, 4-6, 6-3 y 6-1). Los dos encuentros necesitaron de los cinco sets. España y Yugoslavia se encuentran, pues, empatadas a uno, a la espera del encuentro de dobles, que se jugará hoy.

Sergio Casal mostró sus limitaciones en el primer encuentro del España-Yugoslavia de Copa Davis y, ante un rival discreto, su tenis se fue descomponiendo set a set hasta concluir el encuentro totalmente desmoralizado, roto físicamente y a merced de un rival que se había engrandecido por momentos. Ostoja se permitió el lujo de regalar un juego para terminar el partido rodeado de comodidad e intentando, incluso, una jugada lucida para despedirse del escaso público asistente a las instalaciones del Club Internacional de Tenis de Majadahonda.Casal comenzó con un resultado esperanzador, más que juego en si, y que daba lugar a pensar en un encuentro de fácil resolución. El primer set quedó resuelto en 34 minutos, con un arrollador 6-1. Cuando en el segundo set, Ostoja había sido incapaz de aprovechar una ventaja de 3-0, para terminar perdiendo por 6-4, los escasos espectadores asistentes al encuentro pensaron que habían asistido a último coletazo del yugoslavo en su desesperado intento por encarrilar el partido. Sin embargo, el coletazo se tornó en escaramuza, porque al tercer set volvió a intentar el triunfo y, esta vez, no se dejó sorprender.

En los dos siguientes sets, Ostoja, con un tenis de andar por la segunda división de la Copa Davis, parecía un cabeza de serie implacable. Cada vez que Casal regresaba a su silla en los correspondientes descansos simulaba tal estado de fatiga y tal expresión de desconsuelo que más parecía que el rival le hubiera tratado a raquetazos y, por tanto, necesitaba de una camilla más que de una austera silla metálica. La situación no dejaba de ser alarmante porque era el primer encuentro y no se suponia que el español hubiera desarrollado esfuerzos extraordinarios en los días precedentes al partido. Y, sin embargo, Ostoja se había limitado a sacar de forma ortodoxa, para luego enviar alguna pelota esquinada. Como Casal no se movía del centro de la pista cabría pensar que estaba desconcertado ante tamaña táctica del yugoslavo y no sabía si correr para la izquierda o la derecha.

Y ocurrió que en los dos siguientes sets Ostoja apenas encontró rival sobre la pista. 6-1 y 6-3 fueron dos resultados inapelables. Ostoja despachó a Casal en 53 minutos para que pudiera marcharse a descansar.

Con Avendaño en la pista, la emoción por la incertidumbre del resultado no decreció. Después de un primer set en el que mostró cierta seguridad en su juego (6-1), el yugoslavo Zivejinovic comenzó a mostrarse incómodo.

El tercer set fue aún más preocupante, y en 37 minutos, el jugador yugoslavo llegaba al descanso con el marcador en franquicia. Ocurrió, sin embargo, que Avendaño mostró mayor capacidad de recuperación que su compañero Casal y a fuerza de garra y de mejor preparación fisica logró resolver favorablemente este primer punto.

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