_
_
_
_

Se ignoran aún los motivos de la matanza en la escuela de Eppstein

Se ignoran todavía los motivos que llevaron al exiliado checoslovaco, Karel Charva, a provocar la matanza en la escuela de Eppstein, cerca de Franfort, y luego a suicidarse. La policía esperaba obtener una pista con el interrogatorio de un profesor herido, pero no había ningún contado entre él y el homicida.

El exiliado checo abandonó su país el año 1968, tras la invasión soviética, y recibió asilo político en la República Federal de Alemania. Charva se presentó como psicólogo, pero nunca pudo mostrar un diploma, trabajó en Francfort como taxista hasta 1978 y luego como vigilante en una empresa de seguridad.Los vecinos y antiguos compañeros de trabajo le recuerdan como un personaje extraño y solitario, que no solía hablar con nadie. Le llamaban el mecanógrafo, porque se pasaba las noches escribiendo a máquina.

Otro vecino declaró que sé podía oír que en su habitación montaba una y otra vez sus armas. Charva poseía legalmente las dos pistolas con las que cometió la matanza, por pertenecer a un club de tiro. Las dos pistolas eran una Smith and Wensson y una Stra 22. La autopsia demostró que murió por un disparo, que él mismo efectuó con el arma dirigida contra su boca.

La policía esperaba obtener una explicación con la declaración del profesor de inglés, gravemente herido, en cuya clase murieron los tres niños. En una primera versión de lo ocurrido se recordó que una persona había preguntado aquella mañana en la dirección de la escuela por el profesor de inglés y se aseguró que él era el homicida.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_