Tensiones en la Escuela de Aeronáutica por el proceso de desmilitarización del centro
La dimisión del director de la Escuela Nacional de Aeronáutica (ENA), de Salamanca, coronel Juan José Aldasoro, y la solicitud de traslado de la mayoría del personal de la escuela -unos 60 jefes, oficiales y suboficiales- han sido algunas de las reacciones a la decisión del Ministerio de Transportes, a través de su Dirección General de Aviación Civil, de controlar la ENA, dirigida desde su creación, en 1974, por miembros del Ejército del Aire. A ello se ha unido la amenaza de huelga efectuada por los alumnos, contrarios a que la Dirección General no exija el COU para obtener la titulación de piloto comercial.
Con el próximo nombramiento de un nuevo director de la escuela, presumiblemente civil, el paso de los primeros militares que lo solicitaron a situación de disponible forzoso, y la conclusión de los exámenes a aspirantes libres, la ENA continúa el proceso emprendido por la nueva Dirección General de la Aviación Civil, a cuyo frente se encuentra Pedro Tena.La Escuela Nacional de Aeronáutica nació en 1974 como un centro de formación de pilotos comerciales que, hasta ese momento, procedían del Ejército del Aire. Desde su creación, el profesorado y dirección de la escuela, aunque dependiente de la Subsecretaría de Aviación Civil, ha sido militar, perteneciente al Ejército del Aire. La dirección de la escuela formuló en repetidas ocasiones su deseo de que la ENA se convirtiera en un organismo autónomo. Salvador Sánchez Terán, en su época de ministro de Transportes, decidió impulsar la escuela y facilitó la creación de un aeropuerto, hoy cerrado de forma casi permanente.
Sustitución por personal civil
Hasta este momento, han salido de la ENA cuatro promociones de pilotos y cursan estudios alrededor de 200 en cuatro cursos. La formación de uno de estos estudiantes cuesta al Estado cerca de 10 millones de pesetas, teniendo en cuenta el mantenimiento, el material, la flota de aprendizaje -45 aviones de los que los más pequeños son de cuatro plazas- y otras instalaciones suponen este año 181 millones de pesetas, 70 menos que el pasado.Los primeros conflictos en la ENA surgieron a principios de este año como consecuencia de la reestructuración de la antigua subsecretaría, reemplazada por la dirección general, y la sustitución paulatina de militares que ostentaban altos cargos por personal civil. Esta labor de la nueva Administración se ha continuado en los centros dependientes del departamento, entre ellos la ENA. "La cuestión parte del propósito de los socialistas, después del 28 de octubre, de controlar, civilizar y potenciar la ENA", ha manifestado el comité de centro de la escuela, hoy totalmente de acuerdo con el proyecto de Aviación Civil. "La dirección, desde que se creó la ENA, ha cometido muchas irregularidades en los contratos de personal, en la concesión de pluses, en gastos y compras, entre otros aspectos".
Los miembros del comité, que desde el pasado mes de noviembre representa a los 124 trabajadores civiles de la escuela -aunque con alguna oposición-, colaboran con la dirección general. Según ellos, la dirección ha utilizado habitualmente los aviones de la escuela con fines privados y no ha gestionado con rigor las cuentas de la escuela, bajo el consentimiento indirecto del anteríor director de Transporte Aéreo, el general Diego Íñiguez Sánchez Arjona.
Por estas razones, Pedro Tena, director general actual, inició una serie de inspecciones sistemáticas, suspendió el obsoleto reglamento que regía la ENA y, posteriormente, nombró un tribunal para presidir los exámenes de alumnos libres que este año acaban de finalizar, con un mes de retraso. El primer intento de celebrar dichas pruebas también se vio frustrado por la actitud contraria de algunos miembros del mismo tribunal.
Mientras tanto, el 19 de abril, el Boletín del Aire publicaba el cese de su cargo de director, a petición propia. Alrededor de 60 militares, profesores en su mayoría, solicitaron días después del Ministerio de Defensa su traslado al sentirse reiteradamente "vejados en su condición de militar, limitadas y hasta anuladas sus funciones de mando que por su empleo le corresponden, indefensión por sus mandos operativos de la Dirección General de Aviación. Civil, al no contestar adecuadamente a los escritos que el comité de centro ha enviado y que han sido descalificadores para los militares de esta escuela, e impotencia al no poder cumplir adecuadamente la misión encomendada en nuestro destino".
Pese a las denegaciones para entrevistarse con la dirección de la ENA, EL PAIS ha podido saber que los militares que, han dirigido y continúan a su frente, en precarias condiciones, se consideran abandonados por la actual administración, y que el general Aldasoro sólo pudo entrevistarse una vez con el director general, quien no volvió a recibirle. Además, opinan que la nueva dirección no atiende sus peticiones, y que han sido ellos los verdaderos artífices de la ENA.
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