La crisis del Bayern Munich renovará sus estructuras
La derrota en el estadio olímpico de Munich, ante los diablos rojos del Kaiserslautern por 0-1, fue la gota que colmó el vaso. El fracaso deportivo y económico del Bayern Munich esta temporada necesitaba un chivo expiatorio, y el húngaro, de cincuenta años, Pal Csernai tuvo que pagar las consecuencias. El lunes por la tarde culminó en Munich el octavo cese de un entrenador en la Liga actual y el 119 desde que, en 1963, se creó la Bundesliga. La crisis del club acelerará su renovación deportiva y administrativa.
El Bayern fracasó esta temporada. Quedó eliminado de la copa alemana muy pronto. En la Recopa de Europa cayó ante los escoceses del Aberdeen, y en la Bundesliga ha quedado descolgado de la lucha por el título. El equipo ha perdido la línea de juego y, gracias a que sólo faltan tres partidos, tiene todavía muchas probabilidades de clasificarse para la Copa de la UEFA.La crisis afecta a las finanzas del equipo bávaro, que anda por los seis millones de marcos de deudas (más de 330 millones de pesetas). El fracaso del Bayern sobre el césped se debe fundamentalmente a las lesiones que persiguieron toda la temporada al capitán y cerebro del equipo, Paul Breitner. Con todo un esquema de juego montado en torno a su figura, el Bayern no supo suplir las ausencias del director de orquesta.
El centrocampista Nachtweih, comprado al Francfort a principios de temporada por 80 millones de pesetas, no ha sabido agarrar la batuta dejada por Breitner y ha resultado un fracaso. A Csernai se le achaca no haber sabido aprovechar los fichajes. Ni Nachtweih, ni el veloz extremo Del Haye, ni el internacional islandés Sigurvinsson cuajaron en el Bayern. Los dos primeros no rinden lo esperado y el tercero pasó al Sttutgart, donde juega muy bien, lo que no pudo hacer a la sombra de Breitner en el Bayern.
A Csernai se le echa en cara su carácter un tanto raro. El húngaro es un personaje introvertido y arrogante, con aire de despreciar al resto de los mortales, algo inaceptable en el ambiente de Munich, donde se aprecia el compadreo alrededor de la jarra de cerveza. La suerte de Csernai quedó probablemente sellada hace un año, cuando se enfrentó al capitán Breitner, tras la final perdida de la Copa de Europa de Campeones de Liga ante el Aston Villa, por 1-0. Csernai no apareció en la recepción que les dio el Ayuntamiento de Munich, y Breitner dijo que un entrenador así era inaceptable.
Luego vino la nueva Bundesliga, y en un momento de euforia en el mes de febrero, el presidente, Willi Hoffmann, le renovó el contrato hasta fines de la temporada 1983-1984. Los últimos fracasos del Bayern y la derrota del pasado sábado en casa hicieron imposible la permanencia de Csernai.
En la conferencia de prensa que siguió al partido contra el Kaiserslautern hubo escenas de mal gusto. Un pastelero de Munich, que afirma ser íntimo amigo de Rummenigge, le regaló a Csernai una tarta de chocolate en forma de ataúd, con el texto: "Fin del sistema Pal". Al pastelero le echó de la sala el gerente del Munich, el ex futbolista Uli Hoeness, pero la hinchada pedía ya la cabeza de Csernai, y luego vino la intervención de los mecenas del Bayern.
El equipo bávaro recibe anualmente 800.000 marcos (45 millones de pesetas) por la publicidad en las camisetas de una empresa fabricante de camiones. Los mecenas se pronunciaron en contra del entrenador, porque consideran que daña la imagen del club e, indirectamente, la del producto que anuncia, los camiones. Ante la presión. de los mecenas, Csernai, que únicamente contaba con el apoyo del presidente, sólo tenía la alternativa de montarse en su Mercedes, poner una casete de Elvis Presley y marcharse a casa, tras haber acordado cobrar una indemnización que se calcula alrededor de los 14 millones de pesetas.
El tesorero del Bayern, Fritz Scherer, considera que esto es más barato que el daño derivado de un enfrentantiento con los mecenas, descontentos con el entrenador. Este ceise, con intervención de la casa publicitaria, plantea el problema de si los patrocinadores han pasado ya a adquirir un papel predominante en la dirección de los equipos.
Hoeness es hoy el gerente, y Breitner, al retirarse a final de temporada, pasará a ocupar un cargo directivo (se habla de él incluso como futuro presidente). Con estos dos valedores no es extraño que Lattek fiche por el Bayern, aunque las cosas han cambiado desde los setenta. El Bayern ya no tiene la columna vertebral formada por Sep Maier en la portería, Beckeribatier de líbero y el cazagoles Mueller. Lattek lo tendría dificil. El nuevo capitán, Rummenigge, ha anunciado que está dispuesto a "sacrificarse" para ser traspasado.
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