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Falta una palabra

El titular de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, explicó ayer a la SER y a Radio Nacional su incidente verbal de la víspera con un periodista en el aeropuerto de Barajas mientras aguardaba la llegada de su colega francés, Claude Cheysson. El informador interrogó al ministro sobre la supuesta dimisión de su cargo, por discrepancias con el presidente del Gobierno. Entonces se dispararon la tensión y los nervios de Fernando Morán, muy trabajados por la agresividad con que le distingue un sector de los medios de comunicación. Pero la desolación que ayer se percibía en el entorno diplomático del Palacio de Viana no apunta hacia los periodistas. Tenía como referencia el silencio de la Moncloa.Uno de los colaboradores directos del ministro, testigo del momento, refería confidencialmente las pruebas de afecto que el presidente del Gobierno dio ayer a Fernando Morán, durante el almuerzo ofrecido en honor de Claude Cheysson. Felipe González bromeó con las alusiones periodísticas a las divergencias Moncloa-Santa Cruz y reafirmó ante el invitado francés la confianza e identificación con su ministro. Quienes no tuvieron asiento al convite aceptan que así fuera, pero la solidaridad en privado no es eficaz a efectos políticos. La situación de Fernando Morán sólo puede salvarla una palabra pública de respaldo presidencial que hasta ahora falta. Su ausencia empieza a resonar con estrépito.

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