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Reportaje:ELECCIONES DEL 8 DE MAYOCiudades del mundo

El milagro diario de hacer de Nueva York una ciudad habitable

Intentar resumir en un artículo cómo Koch y los 194.000 empleados con que cuenta el ayuntamiento hacen el milagro cotidiano de hacer de esta ciudad un ciudad habitable es complejo, pero podemos tener una aproximación si relatamos el transcurso de un día cualquiera en Nueva York, como, por ejemplo, el 30 de marzo de 1983.Ese día el Sol salió a las 6.15, y la ciudad amaneció con un fondo de pizarra grisácea, en el que se recortaban los rascacielos aún iluminados, perdiendo su silueta final en una blanquecina nube de niebla. Hacía frío, dos grados, y parecía que la primavera se resistía a instalarse en la ciudad. Así pensaba al menos Martin Watson, 37 años, empleado en el servicio de mantenimiento del puente de Brooklyn, que a esa hora, a punto de finalizar su jornada de trabajo, observaba cómo iba en aumento el tráfico de vehículos hacia Manhattan. Para Watson, uno de los 1.430 trabajadores del servicio de mantenimiento de puentes y calles del Ayuntamiento de Nueva York, constituía un espectáculo cotidiano contemplar cómo la ciudad, al fondo, atraía cada mañana, como un potente imán, a miles de veloces agujas de acero.

Ese día entraron a la isla de Manhattan 680.000 coches a través de los ocho puentes y cuatro túneles que la unen con el continente. Por el puente de Brooklyn pasaron 54.648 vehículos, y el récord lo ostenta el de George Washington, con 116.778 coches procedentes de New Jersey. Muchos de estos vehículos encontrarían aparcamiento en alguno de los 600 aparcamientos que tiene la ciudad o en las zonas permitidas. No es fácil aparcar en Manhattan. Por eso los neoyorquinos usan el coche particular bastante menos que en otras ciudades. En el centro está prohibido, y el departamento de tráfico cuenta con 531 empleados que vigilan a los posibles infractores. Aquéllos pusieron 9.871 multas el año pasado por aparcamientos indebidos, y ese día las grúas retiraron de las calles de la ciudad 123 coches mal aparcados.

Cada día se recogen 963.000 toneladas de basura

La gran mayoría de los neoyorquinos utilízalos transportes públicos para desplazarse, principalmente el metro, como Susan Fullwodd, 25 años, secretaria, que a las ocho de la mañana cogía el metro en Queens para trasladarse al centro, a Madison Avenue, donde está situada la compañía de seguros Metropolitan Life, donde trabaja. Susan consiguió su empleo gracias al programa del departamento de empleo del Ayuntamiento de Nueva York, que, en colaboración con las empresas privadas, proporcionó trabajo el año pasado a 18.499 personas. Este programa trata de paliar el aumento de los índices de desempleo, que en la ciudad alcanzaron el pasado año el 9,6%.

Al igual que Susan Fullwodd ese día utilizaron el metro otras 3.365.000 personas, que utilizaron los 485 vagones puestos en servicio. A las 8.45 horas Susan se encontraba en su oficina, al mismo tiempo que Diana Leidel, 30 años, diseñadora gráfica, dejaba a su hijo Edward, de cuatro años, en la guardería de la iglesia metodista de Washington Square, en el centro del village. Ésta es una de las 1.475 guarderías que tiene la ciudad, y aunque en Manhattan no se ven muchos niños, lo cierto es que están censados 1.765.467 menores de 14 años. A esa hora entraban 914.782 niños en las escuelas públicas, y otros 308.375 lo hacían en las escuelas privadas. Junto a ellos, 387.722 jóvenes empezaban sus clases en los 88 colleges que tiene la ciudad.

A las 9.30 horas, cuando los niños ya habían empezado sus clases y en las oficinas se trabajaba a pleno ritmo, Steven Kamerman, 40 años, abogado, salía de su casa, en Chelsea, para dirigirse a los juzgados, donde tenía una vista de un caso de divorcio. Llovía y Steven decidió coger el autobús.

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En el camino se cruzó con un camión de basura y pensó que ese día los servicios de limpieza en su barrio iban con retraso. Diariamente se recogen 963.000 toneladas de basura con una flotilla de 1.065 camiones. En el departamento de limpieza y sanidad del ayuntamiento trabajan 176.000 empleados, que, pese a sus esfuerzos, no consiguen que Nueva York sea una ciudad limpia. Tan sólo un 62,7% de sus calles tiene la consideración de aceptablemente limpias, según los datos del propio ayuntamiento.

Steven Kamerman cogió el autobús en la Séptima Avenida, la línea 10, una de las 39 líneas que recorren Manhattan a lo largo y a lo ancho; ese día utilizarían también el autobús 1.002.575 personas. A su llegada, los juzgados tenían una actividad normal. En las salas dedicadas a divorcio se vieron durante todo el día 96 demandas, entre ellas el caso que llevó Kamerman. Muy cerca de allí, en la oficina de licencias de matrimonio, se celebraron 99 bodas.

Circulación rápida

A las doce del mediodía, Joseph Freitag, 47 años, uno de los vicepresidentes de RCA, llegaba al aeropuerto de Kennedy procedente de Londres. Fue uno más de los 62.862 pasajeros que ese día pasaron por el aeropuerto, del que salieron y entraron 768 vuelos. Freitag cogió un taxi con la idea de estar a las 12.30 en su oficina, en el centro de la Quinta Avenida, donde tenía tina importante reunión de negocios. El tráfico estaba fluido aquel mediodía. En total, 2.204 agentes se encargan de que sean viables las calles de la ciudad, por las que se circula a una velocidad media de 18 kilómetros por hora, excepto en las horas punta, que baja a 10 kilómetros por hora. Afortunadamente, pensó Freitag, Nueva York es una de las ciudades donde el tráfico es más rápido, ni siquiera en las horas punta se forman los embotellamientos de París, Madrid o Londres, que aquella mañana, junto al Támesis, le habían hecho pensar que perdería el avión. La sirena de un coche de bomberos le sacó de sus pensamientos. Ante él pasaba uno de los 357 vehículos que tiene el departamento de bomberos del ayuntamiento, en el que trabajan 13.103 personas; ésa fue una de las 618 salidas que los bomberos hicieron en ese día: 223, para atender casos reales, y 395, debido a falsas alarmas.

Freitag llegó a tiempo a su reunión, y su viaje desde el aeropuerto fue uno más de los 629.458 que hicieron otros tantos pasajeros ese día en los 11.787 taxis con que cuenta la ciudad.

A las tres de la tarde, Teresa Shelley, 31 años, encargada de supervisar los servicios sociales del ayuntamiento, atendía por encargo del alcalde la llamada de uno de los centros donde se recogen a las miles de personas sin hogar ni medios económicos: los vagabundos. El ayuntamiento da cobijo a 4.957 de ellos, proporcionando cama y comida; los restantes encuentran su acomodo en las estaciones de metro, portales y parques. Otros departamentos se encargan de constituir y proporcionar casa a las familias necesitadas, asistencia y asilo a los ancianos y asistencia pública y ayuda médica para los pobres. En total, el ayuntamiento gasta 780 millones de pesetas al día en este tipo de asistencia social.

A las cinco de la tarde, Linda Haylles, 23 años, estudiante de ballet, inicia sus clases en una de las 134 escuelas de danza que tiene la ciudad. Linda forma parte de ese ejército de personas atraídas por el ambiente cultural y artístico de Manhattan, que puede quedar reflejado en los siguientes datos: 67 escuelas de música, 4 escuelas de teatro, 46 escuelas de canto y 27 escuelas de arte. Están censados 30.000 artistas, 18.000 actores, 1.800 escritores y 9.700 músicos. Entre sus 86 museos se hallan coleccionadas importantes obras de arte. Ese día, 24.745 personas visitaron el Metropolitan; 1.234, el Guggenheim, y otras 1.140, el Whitney.

Al anochecer, cuando las luces de los rascacielos vuelven a encenderse, 6.620 policías se mantienen en servicio, de una plantilla total de 23.731. La seguridad ciudadana es una de las máximas preocupaciones del ayuntamiento en una ciudad que, pese a su fama de delincuencia y violencia, ha visto reducir la criminalidad en un 8% en un año. No es más insegura Nueva York que otras grandes capitales, pese a que ese día se registraron 5 asesinatos, 250 robos, 9 violaciones, 460 allanamientos de morada, 248 robos en vehículos y un total de 1.625 delitos menores.

Ese día, el 30 de marzo de 1983, otros cientos de miles de cosas pasaron en la ciudad: se consumieron 94 millones de kilovatios/hora de energía y 500 billones de litros de agua, se repartieron 511 toneladas de correo, se arreglaron 4.680 baches en las calles, se naturalizaron americanos 342 ciudadanos de otros países, 864 personas fueron trasladadas en ambulancia y se hicieron 47.591.932 llamadas de teléfono. Un día como cualquier otro día en la ciudad de Nueva York, un día en que 199 personas murieron y nacieron 320. Un día más.

Mañana:

Informe: Reforma administrativa.

Reportaje: Londres.

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