El Hispano mantendrá su política, aunque habrá cambio de personas, según Alejandro Albert
Alejandro Albert Solís, de 47 años de edad, fue promovido ayer a la presidencia del Banco Hispano Americano por el Consejo de Administración de dicha entidad, tras la renuncia irrevocable presentada por su anterior presidente, Luis Usera, al haber cumplido 75 años a finales del pasado mes de marzo. Tenso, cauto y protegiéndose con el escudo de la profesionalidad, Alejandro Albert no ha querido entrar a los trapos que se le han enseñado en su primera jornada de presidente ejecutivo del Hispano.El carácter profesional, que ha imperado en su trayectoria de casi 20 años en el Banco Hispano Americano, le protege en sus afirmaciones. "Habrá cambios en el consejo y en la dirección diaria del banco", señala, tanto porque interesa a los propios afectados como porque es positivo para el Hispano. Ello no significa, en su opinión, que se vayan a producir cambios en la política general del grupo, porque la sucesión ha estado articulada desde hace tiempo y de hecho "significa una continuación de lo anterior. Nunca he querido estar en sitios que no conozco bien, y por ello me he limitado a ser consejero de entidades financieras, muchas veces por vínculos personales con los máximos ejecutivos de estos bancos. Mi puesto de consejero en el Banco Urquijo, lo mismo que los de los demás del consejo, ha sido puesto a disposición de los nuevos propietarios, que nombrarán a quien consideren más oportuno. Dimitiré próximamente como presidente del Banco Hispano Industrial, lo mismo que como consejero del Aresbank".
Para Alejandro Albert, aunque no niega que tiene una idea aproximada de lo que considera que hay que hacer en materia de nombramientos y reestructuración del Banco Urquijo, que deberá fusionarse con Bankunión, no es procedente empezar a desvelarlo antes de que lo conozca el consejo del Hispano, principal y casi único accionista de estas dos entidades, y mucho menos en el primer día de su nombramiento. Tiene claro que el nuevo banco industrial que salga de esta fusión tiene que tener un claro carácter funcional e instrumental, integrado completamente en la estructura del grupo Hispano, y no de forma independiente, como lo ha venido haciendo hasta ahora.
El escudo de la profesionalidad y la cautela de haber sido recién nombrado le hacen eludir los temas calientes. Es el presidente de menor edad de los siete grandes, y ello supone un riesgo. Aunque en esta ocasión no habla del tema, siempre ha dicho que el cambio generacional ha llegado a las más altas instituciones del país, y que por ello no tiene por qué extrañar que suceda en "algunas casas", aunque en otras no. "Los tiempos cambian, y en la actualidad unos viven a un ritmo y otros siguen caminos distintos. Personalmente creo que tenemos que ir hacia modelos de organización del trabajo similares a los anglosajones, en los que los tiempos están claramente delimitados".
Sí entra, por el contrario, en temas profesionales como la convocatoria de huelga en el sector o los beneficios bancarios. Para Alejandro Albert, la posición de partida de la AEB es simplemente eso, y es el momento en el que es necesario que los sindicatos y la patronal entren a discutir temas pendientes, como la movilidad geográfica y, sobre todo, la homologación con los bancos de los otros países. La jornada de ocho a tres es impensable, lo mismo que el trabajo de los sábados. Respecto a los beneficios de los bancos, su filosofia es clara: hay que lograr una banca con beneficios, pero sana, aunque eso signifique que en ciertos momentos los dividendos a repartir no crezcan en proporciones aceptables para los accionistas.
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