'Matar un ruiseñor', defensa de un hombre negro
La película Matar un ruiseñor, de Robert Mulligan, cuenta cómo un hombre de color, acusado de haber violado a una mujer blanca, es defendido por un abogado, también blanco, en contra de la opinión de sus propios vecinos, que se dejan apasionar por su espíritu racial. Los jóvenes hijos del abogado son quienes sufren los ataques más directos. En su relación con ellos, el defensor alterna su trabajo en la vista del juicio. No es muy seguro que le importe realmente la defensa del condenado; le interesa más realizar un trabajo profesional impecable; su racismo es similar al de los jueces.Esa teoría es, al menos, la que esboza Gary Null en su libro Black Hollywood. Otros criterios abundan, sin embargo, en las buenas intenciones de la película, que, utilizando el tono liberal que el cine norteamericano desarrolló durante los años treinta (y en ellos se sitúa la acción), quería denunciar el latente racismo del pueblo americano.
Matar un ruiseñor se emite hoy a las 21
45 por la primera cadena.
En 1962, fecha de la película, también se bocetaban defensas de los mis mos indios que habían sido masacrados en filmes anteriores. Una tímida época liberal se iniciaba de nuevo.
El éxito de Matar un ruiseñor se concretó en el oscar a la mejor interpretación obtenido por Gregory Peck, que pocas veces realizó en su carrera un trabajo tan brillante como éste. Fue él quien, por su gran popularidad. hizo digerible un título que parecía arriesgado; sus propios representantes artísticos le habían recomendado que no lo interpretara al creer que una defensa del hombre negro podía acarrearle antipatías entre algunos sectores del público del Sur. "Sin embargo lo hice", cuenta Gregory Peck, "porque creía en la película y porque me encontraba en el interior del personaje como en un traje cómodo y viejo".
El director Robert Mulligan, en cambio, no logró su mejor trabajo, aunque en ella "brillara su talento intermitentemente", como se le reconoce en la enciclopedia cinematográfica de Labor en una opinión que aparece de manera anónima.
Aunque fue más interesante en Amores con un extraño, rodada a continuación, tampoco logró desasirse de su escaso atractivo; el resto de su filmografía se tambalea entre títulos menores (Cuando llegue septiembre, El gran impostor ... ) que no acaban de definirle con claridad.
La producción de Matar un ruiseñor corrió a cargo de Alan J. Pakula, más tarde importante director de Hollywood: Klute o Todos los hombres del presidente han sido sus mayores éxitos. La decisión de Sophie, su última película, recientemente galardonada con un oscar de interpretación para la actriz Meryl Streep.
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