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ELECCIONES DEL 8 DE MAYO

Los partidos modestos aprovechan la campaña para dar proyección nacional a sus líderes

El segundo día de la campaña para las elecciones municipales y autonómicas del 8 de mayo ha confirmado una de las peculiaridades que caracterizan es tos comicios: los partidos políticos de la oposición han lanzado a la arena electoral a sus principales líderes, dando cuenta pormenorizada de sus actos a los medios informativos, mientras que los socialistas, con sus dirigentes dedicados a las tareas de gobierno, encuentran menor eco informativo para su campaña, dispersa y localista. Los partidos modestos, en cambio, han visto su oportunidad de oro para dar a conocer a sus dirigentes a escala nacional -tal es el caso de Antonio Garrigues o Gerardo Iglesias- o, como el CDS, para buscar la identificación del rostro de Adolfo Suárez con las siglas del partido.

Así, ayer, segundo día de la campaña electoral, teletipos y corresponsales informaban sobre los mítines desarrollados en las diversas provincias españolas por los comunistas, los liberales, los nacionalistas, el CDS y la coalición conservadora AP-PDP-UL. Del PSOE, tan solo el mítin del ministro de Sanidad, Ernest Lluch, en Gerona, y el de Txiqui Benegas, en Baracaldo, comunidades elegidas no por casualidad, ya que uno de los principales objetivos del PSOE en estos comicios es intentar arrancar el máximo número de votos a los partidos nacionalistas. En el resto de España, los socialistas no han hecho descender al terreno de juego electoralista a sus principales líderes, en parte por estar la mayoría de ellos dedicados a las tareas de Gobierno, en parte por la tranquilidad que les aporta saberse seguros vencedores el 8 de mayo, tal y como indican los sondeos.El PSOE realiza su campaña -cifrada oficialmente en 28.000 actos- mediante fiestas populares, paseos en caravana y mítines en los pueblos y ciudades con presencia de los candidatos locales. Ni Felipe González, ni Alfonso Guerra, ni los ministros, trotan por las aldeas pidiendo el voto. A lo sumo, como dijo el responsable municipal socialista, Luis Fajardo, los ministros visitarán las provincias que hayan sido su circunscripción electoral en las pasadas elecciones legislativas.

Además, los socialistas consideran que no es ética la personalización de una campaña municipal en líderes nacionales. Guillermo Galeote, coordinador general de la campaña del PSOE, resaltaba hace pocos días que "no es ético hacerle creer á la gente que los líderes nacionales van a solventar sus problemas en los ayuntamientos o en las comunidades autónomas". Sin embargo, en las elecciones municipales de 1979, Felipe González, Alfonso Guerra -este último sobre todo en Andalucía-, y los dirigentes más destacados del socialismo español, no escatimaron esfuerzos para pedir el voto en las provincias, síntoma de que, además del argumento ético, la tranquilidad que les proporcionan las encuestas puede ser también uno de los factores que expliquen la relajada campaña de los primeros espadas.

Manuel Fraga, por el contrario, ha asumido, también en estas elecciones, el papel protagonista de la campaña. Su imagen está presente en numerosas vallas y carteles electorales, y su presencia fisica, en varias ciudades cada día de la campaña. Fraga se juega demasiado en estas elecciones como para mantenerse en segundo plano: necesita demostrar que no ha tocado techo, y que, por lo tanto, sigue siendo el líder que la derecha necesita para acortar distancias con el PSOE. Por esta razón, Manuel Fraga apenas alude a los temas concretos de cada municipio que visita. Continúa desglosando argumentos nacionales -la estatalización, la destrucción de la familia la ausencia de debates televisivos y cadenas privadas, los fallos en política exterior...-, casi los mismos que empleó en la campaña d las legislativas. Incluso repite sus habituales latiguillos: la belleza de los paisajes que rodean a la localidad donde concentra a sus seguidores y la hermosura de las mujeres lugareñas. (Ayer, piropeó a la féminas de Albacete y Ciudad Real, como se amplía en la página 16).

Por su parte, los partidos modestos están aprovechando la campaña para dotar a sus líderes de dimensión nacional. Los comunistas tienen que sustituir, en la mente de los electores, la imagen de Santiago Carrillo por la de Gerardo Iglesias; los liberales tienen que explicar a la opinión pública quién es Antonio Garrigues, y lo del CDS han obligado a viajar a Suárez, más lo de que él desearía para que los votantes identifiquen que aquel hombre que fue presidente del Gobierno y de UCD es ahora el líder de otro partido joven y modesto. Oscar Alzaga y Pedro Swartz también se están dando a conocer en provincias, a la sombra de Alianza Popular.

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