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La recuperación económica sigue pendiente del descenso de los tipos de interés

Los sectores económico-financieros, tanto en Estados Unidos como en otros países, esperaban, a comienzos de semana, la comparecencia del presidente de la Reserva Federal ante una comisión del Congreso, en la confianza de que sus palabras arrojaran alguna luz en cuanto a la evolución de los tipos de interés a plazo más o menos corto. Vana esperanza, puesto que la insulsa declaración de Paul Volcker dejó las cosas como estaban. Todo quedó reducido, una vez más, a señalar que la recuperación económica implica la necesidad de poder obtener dinero a un menor costo, pero que la lucha contra una inflación desmedida tiene sus exigencias. Una de cal y otra de arena, lo que permite formular deducciones contrapuestas.En el dólar propiamente dicho las reacciones han sido más lógicas. En términos generales, se ha mantenido donde estaba, con sus moderadas fluctuaciones, al alza o a la baja, mayormente determinadas por factores externos: un ejemplo de estos, la baja en la tasa de descuento belga y la reducción del tipo de interés básico decidida por los más importantes bancos británicos.

En el mercado de capitales, bonos, treasure bills (pagarés del Tesoro) y certificados de depósito a corto plazo mostraron algún leve retroceso. Ello quedaría explicado como consecuencia de que las palabras de Volcker no permitían abrigar, de inmediato, grandes esperanzas en cuanto a una baja de los tipos de interés. Luego, los indicados valores de renta fija tendrían una notable reacción, no faltando quien viera en ello una con secuencia de la declaración del presidente de la Reserva Federal puesto que, a fin de cuentas, Volcker no había descartado la posibilidad de que fuera a bajar el costo del dinero.

La bolsa de valores industriales y de servicios, otra vez en plena euforia. En Wall Street, después de que una reacción negativa había llevado el Dow Jones desde su más lato nivel histórico (1.145,90 puntos el 24 de marzo) hasta una línea en torno a los 1. 120,00, una sucesión de saltos, siempre al alza: 1. 145,30 puntos en el cierre del pasado martes día 12, 1.156,64 al día siguiente, 1. 165,25 el jueves día 14. A media jornada del viernes se situó en 1.170 96 puntos.

Cuando en el último reajuste negativo el Dow se encontraba en sus más bajos niveles, no faltaban pesimistas que no descartaban la posibilidad de verlo entre los 1.080 y 1.050 puntos. Ahora, los optimistas admiten la posibilidad de que el progreso continúe hasta niveles en tomo a los 1.200 puntos. Sin embargo, por desgracia o por fortuna, las reacciones de las bolsas son casi siempre imprevisibles. En ello estriba precisamente su mayor fuerza de atracción y es a la vez su más pesada servidumbre. Todo ello referido, naturalmente, a las bolsas no mediatizadas.

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