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Reportaje:

Onda Sur, la radio libre de Villaverde Alto

La cultura 'underground' cuestiona en la practica, sin ingresos publicitarios ni de otro tipo, el derecho del Estado a detentar y reglamentar el monopolio de la comunicación en las ondas

Corría el año 1978 y las radios libres se entrometían por los resquicios que dejaban sus hermanas mayores en el dial radiofónico español de frecuencia modulada (FM). Era un fenómeno inédito en la historia de los medios de comunicación españoles. Como tantas otras modas de importación, se circunscribía a la ciudad de Barcelona y su cinturón industrial, con la honrosa excepción de experiencias, tempranamente truncadas, en San Sebastián, Valencia y Madrid. En las últimas semanas, la capital de España es escenario de un reflorecimiento de las en un día llamadas radios piratas. Onda Sur, del distrito madrileño de Villaverde Alto, ya está en antena. Y próximamente saldrán al aire dos nuevas emisoras en distintas ciudades-dormitorio que bordean Madrid.

Desde la calle no se distingue ninguna señal sospechosa. En la fachada, un cartel luminoso que no deja de parpadear anuncia las bondades de un refresco transnacional y el nombre del bar. Uno más de tantos que pueblan las ciudades-dormitorio. Santuario de los parados para matar el tiempo. Algunos, con el codo sobre la barra; otros, formando corrillos, todos conversan animadamente. Un camarero chista al visitante y le invita a acompañarle. Al subir las escaleras, es fácil tropezar con trastos. Tras atravesar pasillos laberínticos, al fin, se llega a la terraza. Allí anida la radio libre Onda Sur. Un cuchitril soleado hace las veces de recepción, sala de controles y locutorio.La emisora nació el pasado mes de enero, promovida por el Grupo Ecologista Alternativo de Villaverde Alto, un colectivo con jóvenes que se han ido desgajando de distintos partidos políticos, o han seguido el trayecto con estación de partida en la izquierda extraparlamentaria y recalaron en la acción alternativa. "Nuestra radio es libre. Aquí puede venir cualquier vecino de los barrios a los que llegamos, a expresar lo que quiera. Como individuo o como representante de una organización. Los aparatos son propiedad de nuestro colectivo, pero su uso está abierto a todo el que lo desee o necesite", comenta uno de los promotores del proyecto. "Invitamos a las asociaciones de vecinos de los barrios a los que alcanzamos: Villaverde Alto y Villaverde Bajo, San Cristóbal, Orcasur, Getafe y Ciudad de los Ángeles".

Espacio para las reivindicaciones

Y los vecinos responden a la convocatoria. Allí están, arremolinados frente a la puerta del cuartucho, profesores y alumnos de un colegio de la zona, para defender por las ondas a un maestro despedido por la dirección. También desfilaron ante el micrófono obreros de diferentes comités de empresa, y hasta los huelguistas de Ignacio Soria, en conflicto desde hace tiempo. "Nuestra radio surge como alternativa a los monopolios de información y como medio par reafirmar la libertad de expresión de los sectores menos favorecidos de la sociedad. Con ello pretendemos entablar una comunicación más directa. Mucha gente se ha apuntado a colaborar y la cosa va tan bien que de un día a la semana pasaremos a emitir tres días a la semana".La programación de Onda Sur es variopinta e incluye información sobre ecología, como las rigurosas denuncias de contaminación atmosférica con gases de plomo de que se acusa a la empresa Mesae, en Villaverde Alto, hasta el comentario jocoso a un ensayo acerca del aprovechamiento de las ventosidades que despide el cuerpo humano como fuente alternativa de energía. La información local ocupa un sitio destacado en el espacio emitido. Y en él también se toca a fondo un problema de actualidad: España y la OTAN; el rearme y el aborto fueron desmenuzados. Sin romper el estilo tradicional de las FM, el tiempo musical gana por mayoría aplastante Las canciones suelen pedirlas los oyentes a través de llamadas tele fónicas que se reciben en casa del amigo que vive más cerca.

Por momentos el parrandeo inunda el ambiente. No hay prisas nerviosas ni malos gestos. Salta a la vista que los locutores lo pasan bien. Y, pese al amateurismo -"el Cherna quedó finalista en el concurso de pinchadiscos que organizó una discoteca"-, los baches de silencio no abundan. Con más voluntad y pulmón que recursos económicos, el grupo ecologista ha echado a andar. Y la publicidad aparece como salvavidas al alcance de la mano. "Descartamos la publicidad, nos oponemos a difundir las grandes marcas. Más adelante, puede que estudiemos publicitar pequeños productores o comerciantes del barrio. Pero entonces podrían meternos mano con más facilidad, al competir directamente con las radios comerciales". Francia, país que ha visto proliferar las radios silvestres, también se topó con el argumento de la competencia desleal. El Gobierno de Mitterrand ha consentido su actividad a cambio de que no incluyan espacios publicitarios.

Se abre una puerta y un chucho viejo hace su aparición en el locutorio enredándose en el enjambre de cables y piernas de quienes esperan turno para salir en antena. Aguardan obreros industriales, amas de casa, parados, estudiantes. Pretenden intervenir en la guerra de las ondas, aunque sin cobrar "los 18 millones al año que embolsa Luis del Olmo".

No se puede decir que el equipo técnico es estrafalario. Transmisor, mezclador, giradiscos y antena son sus componentes. Con una potencia de 12 vatios, abulta tanto como una cadena musical. Y el precio total ascendió a 90.000 pesetas. "Nos lo construyó un ingeniero amiguete que no cobró la mano de obra".

Apoyo de un concejal socialista

Pero el espejismo de las facilidades iniciales para montar una emisora pirata no alcanza a cubrir su auténtico talón de Aquiles: la ilegalidad. La normativa vigente en España sobre radios de FM consiste en un real decreto, el 14.372, de Presidencia del Gobierno, publicado en el Boletín Oficial del Estado del 18 de julio de 1978. En su artículo tercero dice: "La falta de cesión (para la instalación y funcionamiento de estaciones de radiodifusión y por la Administración Pública) determinará la inmediata clausura de la estación que funcionare sin ella".Al plantear el interrogante, qué ocurrirá el día que un inspector de policía golpee la puerta con una orden judicial de clausura en la mano, una risa nerviosa asoma a los labios de los miembros del colectivo Onda Sur. "Lo único que pueden hacer es precintar los aparatos. De detenernos, nada". En la breve historia de las radios libres españolas, por haber, hasta hubo encarcelamientos. Los promotores de Onda Lliure, emisora catalana, terminaron tras las rejas a comienzos del año 1980. Al recuperar la libertad, y repuestos del mal trago, recondujeron su estrategia animándola a ganar un hueco a la sombra de los ayuntamientos. El apoyo más o menos explícito de concejales socialistas y comunistas facilitó la continuidad de las emisiones.

Los ecologistas de Villaverde Alto parecen haber aprendido la lección. "El concejal de nuestro distrito, José María de la Riva, que pertenece al PSOE, fue advertido de nuestra presencia e invitado a colaborar con información del ayuntamiento. Más tarde le entrevistamos en la radio para que expusiera temas de relevancia en el barrio. Hablamos ante el micrófono sin tapujos y aunque eludió brindar un aval claro a nuestra actividad, expresó su opinión favorable a regularizar la situación legal de alguna forma".

La cortina musical anuncia el fin de la programación de este día. Tras desandar el intrincado camino de cuatro horas antes, en el bar otras caras reviven el bullicio de la charla. Y en la despedida, los verdes de la emisora de Villaverde, con gesto obsesivo, cruzan los dedos, "para que nunca nos pille la poli".

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