Una larga historia real
Mientras algún crítico norteamericano considera Espía por mandato como una eficaz película que mantiene viva la atención durante sus 140 minutos, dado, sobre todo, que su anécdota se basa en un hecho real, otros críticos españoles la juzgaron negativamente. Félix Martialay, por ejemplo, escribía en Film ideal en marzo de 1963 que "lo mismo nos da que siga media hora más o que se termine en cualquier momento" ( ... ) "La película se ve pasar con indiferencia y aburrimiento. A veces, con lástima, porque se ve cómo situaciones magníficas se quedan heladas con la rutina o la falta de sensibilidad para resolverlas con garbo".Georges Seaton, el director de Espía por mandato, de quien veíamos en 1968 el primer Aeropuerto, no fue, precisamente, un director prestigiado. Al fallecer, en 1979, las notas necrológicas de la Prensa norteamericana hablaban de su trabajo destacando sólo la visión comercial que le había inspirado desde que comenzara como guionista en 1937, sin poder señalar más allá de dos o tres títulos de mayor interés: entre ellos, como guionista, Un día en las carreras, La canción de Bernardete y De ilusión también se vive, por la que obtuvo un oscar en 1947. Como productor, Cazador de forajidos y Perdidos en la gran ciudad, como director, en cambio, no destacó por encima de cualquier otro artesano de Hollywood.
Se destacó en Espía por mandato la interpretación de ambos actores, el color y los decorados: elementos que, a juicio de los críticos disidentes, hubieran permitido una película de mayor interés pero, al parecer, Georges Seaton se empeñó en imitar la estética de otros directores, sin entenderlos en su profundidad, limitándose, por lo tanto, a una trivial imitación formal (y fueron varios los que encontraron influencias de Los cuatro jinetes del Apocalipsis, de Minnelli).
Espía por mandato se emite hoy a las 22.30 por la primera cadena.
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