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El Madrid, condenado a reestructurar su sección de baloncesto

Luis Gómez

El play off salvó la temporada del Barça y actualizará, hasta límites que ahora se desconocen, la próxima competición de la Copa del Rey. Mientras en el club catalán, su tercer título de Liga ha sido un alivio recibido con enorme satisfacción, en el Real Madrid la derrota lanza negros nubarrones sobre el futuro inmediato del equipo, cuya actual temporada puede culminar en un fracaso histórico: el Madrid condenado a pasear su tristeza por la Copa Korac, mientras el Barcelona puede enseñorearse con dos títulos nacionales, la Liga y el Copa. Ambos reestructurarán sus coordenadas conforme a lo sucedido en Oviedo.Mientras el Madrid insiste en que no jugará contra el Barça la Copa del Rey, el sorteo ha deparado estos enfrentamientos en cuartos de final: Real Madrid contra el vencedor de la eliminatoria Zaragoza-Joventut; Barcelona contra el vencedor del Obradoiro-Oar; vencedor Estudiantes-Cotonificio contra el vencedor Manresa-Areslux; vencedor Málaga-Basconia contra el vencedor Valladolid-Inmobanco.

Atrás queda, por tanto, la final deportiva jugada en Oviedo. Una final que no ha registrado una actuación genial de ningún jugador y sí un partido espectacularmente negativo de Delibasic. El Barcelona ha demostrado, por fin con datos en la mano, que la pasada prepotencia madridista ha terminado.

El Barcelona, bajo la batuta de Serra, fue en Oviedo un equipo más completo, más regular y hasta casi más experimentado. Estos fueron datos sorprendentes, dentro de un partido no muy brillante. Por una vez, el conjunto azulgrana perdió ciertos complejos, supo dominar en los momentos clave y no permitía ninguna corajuda reacción madridista. Serra jugó prácticamente con sus cinco tiulares, movió el banquillo sólo en dos ocasiones, al salir Santillana por De la Cruz, algo castigado por personales, y Costa por Solozábal, por idéntico motivo. Se trataba de reservarlos para una segunda parte que sería decisiva. Luego, su cinco titular sostuvo el peso de este período y fue el artífice de la victoria final.

Y en este cinco, arma primordial del equipo, hay dos jugadores fundamentales: Sibilio y Epi, una pareja de aleros de las más valiosas de Europa. Ambos cosecharon 45 tantos, es decir, casi el 60% del marcador azulgrana. Epi dentro de una actuación regular, mejoró su porcentaje en la segunda parte, en la que sólo falló en dos lanzamientos de un total de ocho. Sibilio empezó mal, con errores en sus cinco lanzamientos iniciales, peroluego mejoró notablemente. Sobre el juego de estos aleros se sostuvo la lucha en rebotes de Starks y De la Cruz, que ganaron el pulso a los temidos Romay y Fernando Martín. Starks solo tuvo misericordia en un par de tiros libres fallados. De la Cruz puso mucha voluntad y aguantó el tipo.

Para el Real Madrid, la final sólo tiene consecuencias negativas que se extienden a la decepción que constituyó no alcanzar la final de la Copa de Europa. Lolo Sáinz suele pecar de conservadurismo, de no mover un banquillo con posibilidades.

En Oviedo, puso en escena una estrategia más audaz, pero el banquillo le falló. Romay y Martín llevan una temporada irregular. Corbalán no está en su mejor momento y juega menos tiempo que Llorente. Brabender ya lo ha dicho todo en el baloncesto. López Iturriaga, jugadores sin especiales brillos, fue el único que estuvo a la altura exigida. Rullán, ofensivamente, fue un dechado de fracasos. De siete veces que lanzó el balón al aro, sólo obtuvo una canasta. El Madrid no podía así derrotar al Barcelona.

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