Madrid 5,83
El autor del artículo, ex concejal madrileño y ex director general de Administración Local, candidato en las próximas elecciones municipales, señala que el Ayuntamiento de Madrid, con el presupuesto de que dispone, sus 20.000 funcionarios y su actual endeudamiento moderado, puede lograr una mayor inversión y mejor administración de sus bienes.Madrid será una ciudad para la convivencia cotidiana en paz y en libertad cuando sus gobernantes y administradores sean escrupulosamente democráticos, decididamente rigoristas y definitivamente esforzados e imaginativos.
Madrid, municipio y capital de España, es una ciudad de problemas: unos de antes, otros de ahora y algunos de siempre. Pero son problemas que tienen solución, si se asume una voluntad decidida para ello, se dispone de las personas capaces y técnicas, se cuenta con los medios precisos y sobre todo se utiliza el esfuerzo necesario para superponer a cada reto de dificultades otro de soluciones compartidas con la ciudadanía. No creemos en un Madrid triste y desconfiado. Por el contrario entendemos que la gran ciudad ha de incorporarse a la modernidad, consolidando lo bueno que posee, desterrando lo inconveniente y, en un esfuerzo colectivo, compartido y solidario, autoconsiguiendo su propio bienestar social para todos y entre todos.
Madrid, desde ya, tiene una autonomía, tiene unos medios, tiene una organización administrativa y tiene un futuro de esperanza. Pero no ha de estar colgado siempre del pasado o de otras instancias que lastren las iniciativas de ahora o sirvan para mal justificar la propia gestión ineficaz o pobre, bajo el pretexto consabido de la herencia recibida, que es la disculpa de los torpes. Madrid no necesita pretextos, sino entusiasmo, o, lo que es lo mismo, un programa realista junto unos hombres y mujeres dispuestos a llevarlos a efecto con el trabajo preciso, la técnica necesaria, la participación como método, el rigor en el gasto como principio y el esfuerzo colectivo como motor. Consecuentemente con ello, tal programa para Madrid-83 ha de ser el producto de un esfuerzo propio y riguroso y, por el contrario, no ha de ser un programa realizado en función o con referencia "a la contra" de lo prometido o previsto por otros, sean los socialistas o los de la derecha, sino como efecto del, análisis de las necesidades y de las carencias de la gran ciudad, y teniendo en cuenta los medios que se poseen, que efectivamente nunca serán suficientes para lo mejor, pero que si pueden ser los precisos para lo bueno.
La idea eje es que con lo que se tiene, se puede. Más de 65.000 millones de pesetas, más de 20.000 funcionarios y una situación de endeudamiento moderado son unos medios materiales y humanos considerables, además de contar con la colaboración y participación del resto de la ciudadanía. Lo que hay que hacer es gastar menos en la gestión e invertir más en la ciudad, es decir, sin duda alguna, administrar mejor. En ese empeño se ha de estar, abandonando definitivamente "el pasotismo" institucional, el uso alternativo de las normas, las desviaciones en los gastos, los abusos en las contrataciones de personal y el oscurantismo de las cuentas.
Ni tampoco será preciso ni deseable la agresividad como método durante y después de la campaña, ni tampoco las descalificaciones personales, ni las demagogias fáciles o las verdades a medias como procedimiento. Por el contrario, Madrid y su ayuntamiento, desde mayo de 1983, deben recuperar su dignidad institucional, han de realizar un gran esfuerzo inversor que con el nivel del tiempo de hoy consiga una plataforma horizontal de bienestar social en toda la ciudad, y, en fin, han de coparticipar solidariamente en la crisis económica del momento presente y han de intervenir del mismo modo en el esfuerzo para superarla.
Madrid, sin duda, ha de avanzar, incluso cambiar, pero ha de avanzar bien y desde el trabajo, la voluntad y el rigor.
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