Rincón: "El Madrid me enseñó el oficio, pero no cambio el Betis por nada"
Hipólito Rincón, que se hizo jugador en el Real Madrid, donde estuvo quince años, es en la actualidad el máximo goleador de la Liga, junto a Amarilla, con dieciséis tantos. Llegó a jugar en el primer equipo madridista, fue olímpico en Moscú, y su sueño es debutar con la selección absoluta, aspiración que pstuvo a punto de ver cumplida en el reciente España-Holanda, pero al final Miguel Muñoz le dejó en la banda, calentando y con el pantalón del chándal quitado. «El Real Madrid me enseñó a jugar, pero ya no cambiaría el Betis por nada", afirma.
"En el Real Madrid es difícil tener problemas", recuerda en voz alta el jugador del Betis, "y más yo, que dí allí mis primeros pasos. Guardo un grato recuerdo del Real Madrid, que me enseñó a ser futbolísta durante los quince años que estuve allí. ¿El debú?. Fue contra el Zaragoza, en un partido en el que marqué dos goles".Hipólito Rincón se hizo jugador escalando todos los Peldaños del club Real Madrid, luego fué cedido al Ditter Zafra, ascendió con el Huelva a Primera -él fue máximo goleador en la campaña- y recaló un tiempo en Valladolid.
Quienes le conocen bien afirman que haber dejado el Real Madrid le ocasionó el mayor disgusto de su vida, aunque él prefiere explicar su salida del equipo blanco con otras palabras.
"Cuando me operaron de un pie fueron todos los del equipo a verme y animarme, menos Boskov que era entonces el entrenador. Y cuando me enteré de que él había renovado por dos años vi claramente que tenía que cambiar de equipo, porque yo marcaba goles cada vez que salía al campo, pero al domingo siguiente ni siquiera me convocaba. Yo no quería seguir sufriendo y por eso me vine al Betis, que ahora no lo cambiaría por nada. Si el Real Madrid me enseñó a jugar, el Betis me lo ha dado todo, un bienestar y una tranquilidad que me he ganado a pulso y que no quiero perder. Yo sé que el Real Madrid nunca vuel ve a llamar a los que se fueron pero si me llamara a mí me lo pensaría mucho, y lo más seguro es que dijera que no".
Rincón no ha olvidado un extraño récord que consiguió en el campo del Valencia, y que quizá tuviera que ver con el desinterés de Boskov hacia él. "He sido el jugador que menos tiempo ha durado sobre el campo de juego en partido oficial. Fue en un Valencia-Real Madrid y duré veinte segundos. Boskov me hizo salir en sustitución de Pineda, que había sido lesionado por varias entradas duras de Botubot. Cuando salí, mi equipo iba a sacar un córner. Yo fui junto a Botubot y le dije: cuidado conmigo, que yo no soy Pineda. Entonces él me dio una patada y yo le devolví la agresión. El árbitro nos vio y nos echó a los dos. Fue una tontería de mi parte, pero a veces pasan estas cosas por los nervios. El caso es que no había llegado a tocar la pelota y ya estaba de vuelta en el banquillo".
La entrevista que más dulcemente recuerda Hipólito Rincón fué la que le hizo una joven llamada Beatriz para una revista de la Facultad de Ciencias de la Información cuándo él era una joven promesa de la plantilla del Real Madrid. Beatriz es hoy su mujer Rincón tiene veinticinco años, se casó hace dos y tiene un hijo de diez meses a quien llaman Poli. Sólo escucha los programas deportivos de radio cuando sabe que van a hablar de él o del Betis, lee la prensa deportiva únicamente después de los partidos, le vuelve loco la música, a la hora de leer escoge los best sellers, y cuando aún le quedan varios años de fútbol prepara ya su futuro para cuando el fútbol deje de ser su profesión.
"En el Betis he conseguido el mayor triunfo de mi vida deportiva", dice elevando el tono de su voz. "Tengo la posibilidad de ser Pichichi. He sido convocado por Muñoz y estoy a punto de debutar en la selección A. Antes he sido olímpico, sub 21 y sub 23 en unas quince ocasiones. Lo único que me importa ahora es que el Betis quede lo mejor posible. El título de Liga está entre Real Madrid, Athletic y Barcelona, y a mí, sinceramente, me da lo mismo".
Un millón para el goleador
Además de soñar con el Pichichi -un directivo le prometió medio millón por llegar a dieciséis goles, lo que hizo tras marcarle dos al Athletic de Bilbao, y otro medio por ser máximo goleador de la Liga- Rincón sueña con la selección. "No me enfadé por no jugar en el España-Holanda, a pesar de que Muñoz me tuvo calentando unos minutos en la banda. De lo que estoy contento es de estar en la lista del seleccionador, y estoy seguro de que debutaré, porque estoy luchando para ello".Aunque nació en Madrid, a la hora las supersticiones Rincón cuadra de lleno en las coordenadas de lo que sería un perfecto andaluz. Ocupa siempre el mismo sitio en el vestuario, siempre se santigua dos veces al saltar al campo y siempre juega con dos medallas de San Antonio. De no ser futbolista, le hubiera gustado ser cirujano, "pero me tuve que poner a trabajar desde muy pequeño para ayudar a mi familia". Se ha adaptado a la vida y costumbres de Sevilla. "En la feria pasada me harté de bailar sevillanas y este año pienso hacer lo mismo".
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