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Ultimátum de la patronal portuguesa al Gobierno y a los partidos políticos

Reunidos este fin de semana en Oporto por iniciativa de la poderosa Confederación de la Industria Portuguesa (CIP), millares de empresarios (5.000, según los organizadores) han lanzado un verdadero ultimátum a los -partidos políticos y al Gobierno que saldrá de las elecciones legislativas de abril próximo. El mensaje es muy simple: pasado el período revolucionario y los desmanes comunistas, ni los Gobiernos socialistas ni los de Alianza Democrática han cumplido con sus promesas de "liberar a la iniciativa privada".

La patronal está descontenta con la legislación laboral existente y con la política financiera, crediticia y fiscal llevada hasta ahora, y tiene serias dudas sobre las ventajas de la problemática adhesión de Portugal a la Comunidad Económica Europea (CEE).Tampoco confía en la actual coalición ni en Mario Soares para resolver la crisis, por lo que, un mes antes de las elecciones, ha organizado el encuentro de Oporto para decir que "en adelante nada de sólido y eficaz podrá edificarse sin tener en cuenta las aspiraciones y exigencias de una clase que controla el secreto y la llave de la prosperidad general".

Se trata de un auténtico ultimátum, y veladamente se advierte que lo que está en causa no es una fórmula de Gobierno, sino la propia existencia del régimen democrático.

Consciente del peligro, el partido socialista ha multiplicado los encuentros con los empresarios y ha hecho distribuir en Oporto una carta de Mario Soares en la que éste se afirma como el único dirigente político capaz de llevar a buen término la política de concertación y de consenso social, imprescindibles para resolver la crisis; pero es poco probable que su mensaje sea entendido por los radicales de la CIP.

Ataques a la desvalorización del escudo

Las más recientes medidas económicas del Gobierno -dimisionario- de Pinto Balsermão han provocado la ira de los empresarios. En vez de la desvalorización del 10% del escudo, exigida por el sector empresarial exportador y que el ministro de Hacienda defendió en el Consejo de Ministros, el Gobierno, por razones electoralistas obvias, se limitó decretar un reajuste técnico del 2% en la cotización del escudo frente a las divisas europeas y al dólar, que dejan las cosas en el mismo estado en que se encontraban antes de los movimientos en el Sistema Monetario Europeo.El aumento desde el 0,75% hasta el 1% de la desvalorización deslizante del escudo (crawling peg) tampoco es considerado suficiente.

Pero, sobre todo, la CIP y sus colegas del comercio (CCP) y de la agricultura (CAP) han reaccionado muy mal frente al aumento del tipo de interés desde el 23% hasta el 27% para los créditos a menos de un año, y hasta el 28% y 30% para los créditos a más largo plazo.

Para la CIP, el Gobierno ha cedido a las presiones de los socialistas, que incluyen estas medidas en su programa de Gobierno, y ha condenado a la quiebra a millares de empresas obligadas a utilizar el crédito para asegurar la producción y la comercialización de sus productos.

Para los técnicos del Banco de Portugal, la subida del tipo de interés era imprescindible para frenar la cada vez más importante hemorragia de capitales y convencer eventualmente a parte del dinero que se encuentra en el extranjero de regresar a Portugal; pero, sobre todo, para acabar con la especulación contra la moneda portuguesa.

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