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Plan de austeridad del Gobierno socialista francés para restablecer el equilibrio de la economía nacional

Cada ciudadano francés no podrá gastar más de 2.000 francos (37.000 pesetas anuales) en viajes al extranjero. Esta limitación de las divisas turísticas figura en el plan de austeridad anunciado ayer por el nuevo Gobierno francés. La fiscalidad, el ahorro obligatorio, el alza general de las tarifas públicas y las economías presupuestarias y sociales forman parte del arsenal de municiones con las que la Administración socialista va a dar la batalla por el restablecimiento de los grandes equilibrios de la economía de la nación. El recorte del consumo y del poder adquisitivo se coligen de esta nueva etapa del socialismo a la francesa que, de antemano, se anota oficialmente que "no debe implicar nuevas cargas para las empresas".

Las medidas adoptadas ayer por el Gobierno de combate para sanear la economía francesa destacan los medios oficiales que tienen en cuenta dos peligros: el aumento de los precios (el ministro de Finanzas, Jacques Delors, se ha comprometido a rebajar la inflación al 8% a finales de 1983), y que la obsesión del equilibrio de las cuentas no perjudique excesivamente a los asalariados más desfavorecidos. El tiempo dirá si los franceses responden sí al llamamiento del presidente de la Republica, François Mitterrand, que anteanoche les invitó a "movilizarse al servicio de Francia".

Lo que el Gobierno califica de "programa en diez puntos para restablecer los equilibrios exteriores de Francia en el plazo de dos años", la mayor parte de los comentaristas lo analiza como un plan de "superausteridad". Los elementos determinantes del referido plan son los siguientes:

1. Recorte del déficit presupuestario, que en 1983 y 1984 no tendrá que superar el 3% del producto nacional bruto (PNB). En 1983 esta reducción alcanzará 20.000 millones de francos, financiados por la anulación de 15.000 millones que se encontraban en reserva y por una tasa a cuenta de las bajas que se habían previsto sobre los carburantes.

2. Equilibrio de los presupuestos sociales (Seguridad Social y paro). Para ahorrar 13.000 millones de francos, se crea un impuesto suplementario del 1 % que afecta a todos los contribuyentes. Y en las semanas inmediatas entrará en vigor una nueva tasa que gira entre el 20% y el 25% sobre todos los alcoholes, el tabaco, y una tarifa hospitalaria general.

3. Las empresas nacionales tendrán que ahorrar 7.000 millones de francos este año. Para ello, los ferrocarriles, el gas, la electricidad, las autopistas, el teléfono, el correo aumentarán sus tarifas en un 8%.

4. Ahorro obligatorio: afectará a todos los ciudadanos que, en 1982, hayan pagado más de 5.000 francos de impuestos, y ese ahorro equivaldrá al 10%. del impuesto ya pagado el año último. Se estima que esta nueva tasa fiscal le proporcionará al Estado 14.000 millones de francos. Se relanzan otra serie de medidas, también ligadas al ahorro, con el fin de canalizar su rendimiento hacia la industria.

5. Se restablece el llamado carné de cambio turístico, instaurado en 1968, tras el descalabro económico provocado por las barricadas revolucionarias. Quiere esto decir que los franceses, en lo sucesivo, si son mayores de edad sólo dispondrán de 2.000 francos por año y por persona para viajar al extranjero. Los menores de edad se hacen acreedores a mil francos. "Las vacaciones en España y en México quedan depositadas en el almacén de los objetos perdidos", apuntilló ayer un comentarista que analizaba la novedad precitada.

El objetivo del ahorro

Nadie se atreve a pronunciarse sobre el resultado de esta operación de última hora, que contradice esencialmente el discurso oficial de los socialistas desde que llegaron al poder, basado en que "la política de 1981 es la buena", según sentenció anteanoche, en su discurso a la nación, el presidente Mitterrand. Oficialmente también se afirma en estos momentos que el plan de austeridad se incribe en la "continuidad".

En total, el Gobierno quiere ahorrar este año 65.000 millones de francos, equivalentes a la mitad de la cantidad que repartió durante su primer año de gestión con la política de reactivación económica, que después condujo a la situación actual. Uno de los especialistas económicos más considerados en este país, Roger Priouret, sensible al Gobierno de izquierdas, se interrrogaba ayer sobre la posible reacción de los ciudadanos, "a los que se les metió el dinero en el bolsillo al principio, y ahora, en nombre de la misma política, se les retira de nuevo".

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