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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Rumasa, desenfocada

A pesar de la información lanzada a los españoles sobre el caso Rumasa y a la publicidad del debate parlamentario sobre el decreto-ley de su expropiación, el pueblo -dice el autor- no entiende cómo ha podido suceder esto y por qué los políticos no han dicho una sola palabra sobre las causas que posibilitaron los hechos origen de tan extraordinaria medida.

Aunque pueda resultar innecesario, permítaseme decir desde el principio que estas líneas no constituyen una toma de, posición a favor del Gobierno, de la oposición 9,de Rumasa. Intento simplemente defender la economía y la sociedad española.El cambio de óptica no es sólo importante por la influencia que pudiera tener en el enjuiciamiento del caso Rumasa, cuya dimensión debió provocar antes la reacción pública y que, en definitiva, no deja de ser una anécdota en la economía española. Nos preocupa, conforme están las cosas, que esto puede suceder cada día. No hay más que extrapolar algunos datos manejados en Prensa y debate -como los impuestos pagados y ocultados por Rumasa, según el señor ministro, y el personal empleado y renta del holding a los impuestos pagados, ocultados, personal empleado y renta a nivel nacional- para llegar a la tristísima conclusión de que el porcentaje de economía sumergida es asustante, hasta el punto de que difílcilmente podamos merecer el calificativo de sociedad, civilizada, que requiere un mínimo ético de honestidad. Pero dejemos aparte exageraciones, quizá derivadas de la pasión del momento, y veamos de solucionar el problema.

La situación de la información financiera en España es caótica, y ello habría permitido, de ser ciertos, los hechos que se denuncian. Nunca la ausencia de regulación justificaría una actuación contraria a los usos y costumbres mercantiles, a la moral del comercio. Pero la protección de la buena fe y la confianza básica de las relaciones crediticias, fiscales, laborales, etcétera, no pueden quedar ni se han dejado en los países de nuestro entorno a la exclusiva discreción de los comerciantes. Unas ve ces por propia iniciativa de instituciones privadas, otras veces por decisiones gubernamentales e incluso por acuerdos de organismos supranacionales, lo cierto es que no hay nación occidental donde la información financiera no esté su ficientemente garantizada.

Nuestro vacío deriva sobre todo -contemplamos sólo la historia reciente- de que se pospuso sine die la formulación del proyecto de ley de sociedades anónimas, en base del anteproyecto redactado por la ponencia nombrada al efecto en 1978 dentro de la Comisión General de Codificación, en el que se regulaban algunos puntos fundamentales de la información contable, como el contenido de los estados financieros y su control por profesionales independientes. La promulgación de esta ley, cuya tramitación de urgencia era evidente en el nuevo orden de convivencia, o la de un estatuto específico de la publicidad y control de los estados financieros, como agrupaciones profesionales, sugirieron a los poderes públicos, en su momento ante la dilatación en tramitarse aquélla, hubiera evitado la catástrofe que todos lamentamos. Creo oportuno recordar cómo los ejecutivos responsables de la emisión de los estados financieros reclamábamos la urgencia de estas medidas (1), planteábamos los problemas, básicos de la institución y ofertábamos las soluciones más adecuadas a la situación española: "Un sistema de convivencia estable no puede tener oculto un complejo de situaciones económicas, porque ello equivaldría a constituir la sociedad sobre arenas movedizas". ( ... )

"Estamos convencidos de que hemos de cambiar nuestro status (de insinceridad contable), más por razón de auténtica dignidad nacional, de ineludible moral mercantil, que por presiones externas de una más o menos aleatoria integración en la Comunidad Económica Europea". ( ... )

"Admitida sin oposición alguna esta necesidad de cambio, el problema se plantea en el cómo, en el cuándo y en el cuánto. No basta con querer cambiar, no basta con que una disposición de rango legal establezca los requisitos de la formulación de estados financieros y su control. Los profesionales estamos convencidos de que sólo se conseguirá el objetivo propuesto si articulamos debidamente el procedimiento adecuado para que esta normativa y este control se apliquen de forma generalizada. Hemos de prever dificultades que la normalización de los estados financieros y su auditoría va a comportar para la empresa española y buscar las soluciones adecuadas,. hemos de establecer debidamente el programa temporal para que los profesionales responsables de la revisión de las cuentas puedan atender la ingente demanda que se avecina, y hemos de programar el correcto funcionamiento de las instituciones encargadas de controlar el cumplimiento de estas obligaciones y su sanción. Por añadidura, hemos de fomentar cualquier medida o estado de hecho que tienda a crear un clima de conciencia sobre la necesidad de ir a una sinceridad contable". (...)

Lástima que aquellas propuestas cayeran en tierra yerma. El vacío normativo ha permitido a muchos españoles, llegados de nuevo almundo empresarial, menospreciar la ética mercantil en una sociedad que aún arrastra en sus libros de comercio las consecuencias del estraperlo y las evaluaciones globales. Ni siquiera las autoridades monetarias, pese a su celo y fuerza de control, consiguieron imponer disciplina en un sector tan sensible como el de la actividad crediticia. Ojalá que el caso Rumasa sirva de aldabonazo para que, de una vez, Gobierno y/o oposición promuevan las actuaciones encaminadas a la transparencia de la comunidad financiera, única garantía del respeto a las libertades individuales, del progreso económico y, sobre todo, de la estabilidad social de un país que encara su futuro sobre la sinceridad de las relaciones humanas.

es presidente del Partido Liberal y presidente de la AEEF.

1. Publicidad y control de los estados financieros en España. Asociación Española de Ejecutivos de Finanzas (1981).

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