El Real Madrid, prácticamente apeado de la final
El Real Madrid queda a la espera de una doble carambola para viajar el día 24 a Grenoble. La final de la Copa de Europa queda muy lejos después de que ayer el conjunto madridista dejara al Billy de Milán llegar al descanso con nueve puntos de ventaja Los italianos, con Meneghin al frente, mostraron su fortaleza. El Madrid, al final, le echó coraje al juego y redujo a trompicones distancias en el marcador. Cuatro puntos de ventaja no es, por otra parte, la derrota más ventajosa de las posibles. Quedó patente la gran igualdad que existe en Copa de Europa, donde un solo fallo se paga muy caro. El Real Madrid lo tuvo en el pabellón y la competición le ha pasado factura.Es posible que, en el capítulo de excusas, sea razonable la que siempre ha manifestado Lolo Sáinz a lo largo de las últimas jornadas: Su equipo no está acostumbrado a sufrir sobre la cancha. Es cierto que la débil competición liguera no sirve a los jugadores madridistas ni como entrenamiento para la Copa de Europa. Ayer, el Madrid no supo adelantarse en el marcador cuando la ocasión lo propiciaba en la primera parte y, minutos más tarde, quedó acogotado, técnico incluido, ante la reacción del equipo italiano que no está acostumbrado a desaprovechar cuanta ventaja le concedan.
Lolo Sáinz dispuso las cosas al principio con tono conservador. Defensa individual, la acostumbrada, y los dos yugoslavos sobre la cancha. No dio demasiado resultado, si bien ambos conjuntos rivalizaron en errores ofensivos durante los primeros minutos. En ese maremagnum de fallos, el Billy se puso con seis puntos de ventaja. Cambio inmediato a una zona 2-3, también previsto, y mejora paulatina hasta la primera ventaja madridista (14-15) en el primer contraataque. En esos segundos el partido pareció encauzarse, pero en el momento crucial el equipo madridista falló tres contraataques seguidos.
El técnico madridista no supo entonces arriesgar, lo que también era su obligación. No se puede pretender ganar un dificil encuentro en Italia sin poner sobre la cancha algunas dosis de aventura. Sáinz, ya tarde, se dio cuenta de que ayer no era el día de Delibasic, quien consiguió su primera canasta en el minuto 12 y terminó el primer tiempo, y el partido, con sólo cuatro tantos en su haber. También estaba previsto que saliera López1turriaga, hombre que se adapta muy bien a encuentros de cierta dureza, pero cuando entró en la cancha el Billy estaba lanzado con ocho tantos de ventaja.
Pensar en remontar nueve puntos al Billy, en su cancha, con sólo un tiempo por delante era una tarea insalvable, entre otras cosas porque el conjunto madridista tenía parte de su arsenal inutilizado: Delibasic no funcionaba y Romay cargaba con cuatro personales. Excesivo. Sólo el coraje final pudo impedir una derrota más amplia y dejar las cosas en cuatro puntos, objetivo que se pretendió en los últimos segundos y, al menos, se consiguió aunque de una forma no totalmente satisfactoria. El Real Madrid pareció jugar mejor cuando se quitó de encima la responsabilidad de lograr una victoria y luchó por reducir el margen de la derrota.
En el segundo tiempo hubo menos motivo para la recuperación y, con ello, la victoria final. El Billy, gracias a su portentosa defensa, se bastó para mantenerse entre nueve y diez puntos por encima de su rival, aunque se vio impotente para aumentar dicha ventaja.
A cinco minutos del final, diez puntos para los italianos y Sáinz dispuso un pressing sobre toda la cancha, con Llorente tardíamente puesto en juego. Fue un acto desesperado, lógico tal y como iba el resultado, que sólo sirvió para aligerar la derrota. Destacar en esos minutos la garra, más bien rabia, con que salió Brabender, jugador que demostró en tres minutos todas las ganas del mundo por comerse al equipo contrario. Quizás fue un error no haber previsto que este jugador puede ser todavía importante. Su juego final dejó la sensación de que se le ha desaprovechado en exceso durante esta frustrada aventura italiana del Real Madrid en Copa de Europa.
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