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Esquí

La Copa del Mundo, todo un espectáculo que arrastra múltiples intereses económicos

Antonio Guerrero

La Copa del Mundo de Esquí Alpino, además de ser una de las principales competiciones en este deporte, arrastra tras de sí una gran cantidad de intereses económicos desde que comenzó en 1966. Publicidad, derechos de retransmisiones por televisión, los pools de los equipos y otros han llegado a provocar, indirectamente, que la Federación Internacional de Esquí (FIS) haya cambiado los reglamentos y adoptado o creado modalidades más espectaculares (eslalon paralelo y supergigante) con el fin de atraer a las marcas comerciales y al público a esta gran competición.

Al comienzo de los años sesenta, el esquí alpino de competición contaba cada temporada con un apretado calendario de carreras organizadas por las principales estaciones invernales de Europa. A las ya clásicas Lauberhorn, Hahnenkamm y Kandahar, se habían sumado otras que, poco a poco, habían conseguido ser lugar de cita obligado para la elite del esquí mundial, como Val D'lsere, y su Critérium de las Primeras Nieves, Adelboden, Megeve, Grindelwald, entre otras.Ante este hecho, los periodistas del diario deportivo L'Equipe, Serge Lang y Michel Clare crearon la Challenge L'Equipe, durante la temporada 1965-66, en la que se iban sumando los resultados de las carreras más importantes disputadas en Europa. Esta Challenge fue el punto de partida para el nacimiento de la Copa del Mundo de Esquí Alpino. Durante los Campeonatos del Mundo de 1966, celebrados en Portillo (Chile), estos dos periodistas se reunieron con algunos jefes de equipo, como Bob Beattie, de Estados Unidos (que más tarde seria el creador del esquí profesional y de los eslalones paralelos), Sepp Sulzberger, de Austria, y Jean Beranger, Honoré Bonnet y René Sulpice, de Francia. También estuvieron presentes los corredores Killy, Perillat y Lacroix, de Francia, y Karl Schrariz, de Austria. Entre todos ellos desarrollaron los puntos básicos para poner en marcha la Copa del Mundo, la cual se celebraría por primera vez durante la temporada 1966-67. Sus primeros vencedores fueron el francés Jean Claude Killy, que obtuvo la máxima puntuación posible en aquellos tiempos: 225 puntos, y la canadiense Nancy Greene, que consiguió 176. Ambos recibieron el primer trofeo de la Copa del Mundo, un globo terráqueo de cristal.

El Congreso de la Federación Internacional de Esquí (FIS) celebrado en 1967 en la ciudad de Beirut, dio carácter oficial a la Copa del Mundo, la cual, a partir de entonces, se celebra todas las temporadas de diciembre a marzo y que ya es conocida con el nombre de Circo Blanco, dados los constantes traslados de una estación a otra que deben realizar los equipos, marcas, periodistas y seguidores.

En la actualidad se han cambiado algunas cosas, tales como la puntuación (ahora puntúan los quince primeros de cada carrera), algunos puntos del reglamento (beneficiando a los polivalentes) e, incluso, las carreras, incorporando al calendario un eslalon paralelo y creando una nueva modalidad: el super-gigante. Con ello tratan de dar mayor espectacularidad a las competiciones y, de paso, atraer de nuevo al público a las pistas, atrayendo también a las firmas comerciales que, poco a poco, han ido separándose de una Copa del Mundo que ha perdido bastante interés entre los aficionados.

Fundamento comercial

Porque la Copa del Mundo, además de sus fines deportivos, también tiene una estructura comercial nada desdeñable. Cuando se creó esta competición se pensó que a los fabricantes les interesaría el hecho de que los corredores iban a ir haciendo publicidad de sus productos por todo el mundo y así fue. Ahora, por ejemplo, los esquís han cambiado radicalmente su aspecto exterior, con grandes letras para indicar la marca y el modelo, la marca en los cantos laterales, e, incluso, las suelas transparentes a través de las cuales se lee la marca, gracias a lo cual esta se ve en las fotografías que se hacen a los corredores en acción. Algo parecido ocurre con los trajes, cuya marca va colocada en los lugares más visibles.También pensaron los creadores que la Copa del Mundo interesaría a las estaciones de esquí dada la publicidad obtenida gracias a la difusión internacional de su nombre. Sin embargo, últimamente las estaciones han perdido parte del interés por formar parte del calendario, por lo que la FIS trata de revitalizar esta competición creando más espectáculo.

Normalmente, la Copa del Mundo está patrocinada fundamentalmente por una firma comercial, aunque en las carreras se pueda colocar publicidad de otras marcas. También se consigue dinero por otros medios: en las grandes carreras, el público tiene que pagar por entrar a la zona acotada para tal fin. El esquí es, para los pueblos de los Alpes, como el fútbol en España, por ejemplo.

Por este motivo, otra fuente de ingresos la constituyen las retransmisiones por televisión. Según los reglamentos de la FIS sobre este tema, las Federaciones Nacionales tienen el derecho de suscribir los acuerdos sobre transmisiones por televisión de las competiciones del calendario FIS que organizan en su país, con excepción de Campeonatos del Mundo y Juegos Olímpicos. En Campeonatos del Mundo los derechos de transmisión se negocian entre la FIS y la Federación organizadora.

Igualmente, según este mismo reglamento, si en algún caso los intereses de la FIS se ven involucrados por una retransmisión más allá de las fronteras del país organizador, será la FIS quien negociará directamente con las compañías de televisión interesadas. También se perciben beneficios por la publicidad de los dorsales, banderas de jalonamiento y pancartas de salida y llegada.

Los corredores y el dinero

Cada equipo nacional tiene un pool de marcas que son las que equipan a los corredores y, en algunos casos, dan incluso una cierta cantidad de dinero por poder formar parte de ese pool. Esto, lógicamente, sólo ocurre con los equipos importantes. Según los reglamentos de la FIS, cualquier compensación que un corredor perciba por estos contratos deberá ser entregada a su Federación Nacional. Igualmente, si un corredor está empleado por una de las empresas del pool, cualquier ventaja material eventualmente percibida, por el servicio que sea o por un empleo regular, deberá estar en consonancia con el nivel de los tratamientos, sueldos e indemnizaciones de la profesión que sea.Según estas normas, un corredor, durante los periodos de preparación y competición, sólo puede aceptar la indemnización íntegra de los viajes, el reembolso íntegro de la pensión, dinero para gastos menudos, indemnización por pérdida de ingresos durante su estancia en el equipo, la protección social (seguro de accidentes y enfermedad) y becas. Igualmente, la FIS admite el hecho de que una Federación Nacional reserve fondos "para asegurar la educación y la carrera futura de un competidor retirado". Esto, por ejemplo, es llevado a cabo por el equipo italiano, donde se les ofrece una cierta cantidad de dinero a los corredores según las clasificaciones obtenidas en las carreras. Este dinero se les ingresa en un fondo o "seguro de retiro" y, cuando un corredor abandona la competición, puede disponer de esa cantidad.

En España, las marcas que componen el pool sólo aportan material, sin existir ningún tipo de colaboración económica, por lo que las becas y gastos de los corredores corren a cargo del presupuesto de la Federación Española de Deportes de Invierno (FEDI). Por este motivo, cuando alguna firma comercial quiere entrar a formar parte del pool debe aportar material en una cuantía igual a la que entregan el resto de las marcas.

Ultimamente, sin embargo, la FIS admitía un caso especial: la licencia B. Con ella, algunos esquiadores pueden percibir dinero por los contratos con las marcas del pool, pudiendo participar en las pruebas FIS del calendario, pero no en los Juegos Olímpicos. En este caso se encuentran en la actualidad el sueco Ingemar Stenmark y Hanni Wenzel, de Liechtenstein. Sin embargo, el Comité Olímpico Internacional (COI) les permitiría hacerlo en los próximos Juegos Olímpicos de Invierno de 1984 en Sarajevo (Yugoslavia) si aceptan renunciar a la licencia B y pasan los beneficios de sus contratos a sus Federaciones nacionales respectivas. Por otro lado, la FIS ha decidido no volver a conceder licencias de tipo B.

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