'AImas de metal', un raro 'western'

A pesar de la originalidad de la idea, no tuvo éxito alguno esta película norteamericana, que dirigió en 1973 Michael Crichton, sobre un guión escrito por él mismo. En España, por ejemplo, se estrenó con dos años de retraso, sin pena ni gloria.

Westworld (Mundo del Oeste, aquí traducida como Almas de metal) es el parque de atracciones donde el consumidor de modas puede encontrarse con la reproducción exacta de sus viejos mitos cinematográficos: el mundo del Oeste tiene una exacta réplica en sus constantes, todos lo tienen. Una Disneylandia del futuro pasada por Las Vegas. El placer está garantizado al visitante, hasta que los robots se rebelan contra sus creadores y viven, en ese decorado de western, una violenta aventura de ficción científica. En tal paradoja contenía sus únicos aciertos Almas de metal.

-Como señala el crítico francés Gerard Lenne, especialista en cine fantástico, "el tema de Almas de metal está tratado superficialmente; un Bradbury no hubiera descuidado los aspectos morales, psicoanalíticos, filosóficos. Aquí no hay ni director". Señala, de cualquier forma, que el principio de la película tiene una fascinación que hace concebir esperanzas en el espectador: la descripción del Westworld y los primeros encuentros del visitante, Richard Benjamin, con el personaje interpretado por Yul Brynner son excelentes. Como también lo es la descripción del mundo que ven los ojos-radar del robot.

Evidentemente, Almas de metal tiene ciertas connotaciones con Blade Runner, la reciente película del británico Ridley Scott: en ambos casos, los robots creados por el hombre tratan de rebelarse contra él. En ambos también, es en la creación de la idea (menos original, como es lógico, en la película más reciente), donde los autores han agotado sus energías. El posterior desarrollo de la trama queda reducido a términos vulgares.

Almas de metal se emite hoy, a las 22.00 horas, por la segunda cadena.