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Los interlocutores de la fracasada 'mesa por la paz' no cierran la puerta a nuevas iniciativas

Dos días después del atentado de Ordizia, que costó la vida a un guardia civil y graves heridas a otros dos, provocando la retirada de los socialistas del proyecto de mesa por la paz, en lo único que parecen estar de acuerdo los tres eventuales interlocutores es en constatar las expectativas y esperanzas de paz que la mera hipótesis de diálogo ha suscitado en amplios sectores de la población vasca.

No parece aventurado suponer que fue precisamente la presión de la opinión pública, en la que la oferta de Garaikoetxea tuvo un eco inesperado, lo que obligó a los interlocutores propuestos a aceptar el principio de la negociación, pese al escepticismo con que inicialmente fue acogida la propuesta, y a no romper el proyecto ante la aparición de las primeras divergencias de método.Tras el atentado del miércoles, sin embargo, todos los interlocutores parecen ser conscientes de que a corto plazo no hay posibilidad de negociación. Pero el que incluso los socialistas insistan en reafirmar su voluntad de diálogo, aunque evidentemente no en cualesquiera condiciones, parece indicar que, ante esas expectativas populares, nadie quiere cerrar la puerta a una recomposición futura del intento.

Así, Txiki Benegas precisaba ayer declaraciones anteriores subrayando que "el PSE-PSOE está dispuesto a todos los esfuerzos para conseguir la pacificación" y reafirmó su "disposición inequívoca al diálogo", si bien éste "sólo será posible si de verdad existe voluntad de dialogar por todas las partes". Según el secretario general del PSE, el atentado de Ordizia "ha demostrado dramáticamente que esa voluntad no existe". El fondo de la cuestión, añadió, es que no es posible negociar mientras ETA pretenda "mandar con la coacción del terror sobre la mesa".

Herri Batasuna hizo pública ayer una nota en la que dice "mantener su firme y abierta actitud al diálogo y a las conversaciones". La coalición critica el abandono de la mesa por los socialistas, ya que "la violencia se solucionará no antes, sino como consecuencia del compromiso".

Garaikoetxea también insistió en dejar abierta la puerta de cara al futuro: "Si este intento ha fracasado, esperemos que nuestra perseverancia de frutos en el futuro". El Defensor del Pueblo, Joaquín Ruiz-Giménez, que se entrevistó ayer con el Iendakari, declaró a la salida de Ajuria Enea: "Lo que está en cuestión es demasiado importante como para que nadie pueda arrojar la toalla antes de agotar todas las posibilidades".

Así las cosas, todo parece depender ahora de si HB es o no capaz de convencer al PSOE de la sinceridad de su disposición negociadora. En general, la impresión dominante entre los socialistas es la de que mucho tendrían que cambiar las cosas para volver al punto en el que el proyecto se encontraba en vísperas del atentado. Quienes, en las filas del PSOE, insisten en mantener abierta, pese a todo, la posibilidad del diálogo, basan su postura en la esperanza de que, una vez iniciadas las conversaciones, la propia dinámica de éstas obligará a los abertzales a modificar sus posturas actuales. Piensan esos sectores que el hecho mismo de que HB se siente a negociar, dadas las expectativas populares existentes, constituiría en sí mismo un avance importante hacia la pacificación.

El órgano de prensa del EMK, partido que dio su apoyo a HB en las últimas elecciones, aconseja en su último número a la coalición radical "no crear falsas expectativas en el movimiento popular vasco".

Por su parte, el ministro del Interior declaró ayer en Madrid: "Me parece que no es posible negociar con ETA en estas circunstancias. Que dejen de matar y luego hablaremos. El PSOE de Euskadi ha hecho una declaración sobre su retirada de la negociación que yo comparto". Este comunicado decía que el partido estaba dispuesto a realizar todos los esfuerzos necesarios para lograr la paz en el País Vasco, pero con estos asesinatos por medio no hay diálogo posible.

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