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lan McKellen trae a Madrid su obsesión por Shakespeare

lan McKellen, nacido en el norte del Reino Unido, con veinticinco de sus 44 años dedicados al teatro, está considerado como el mejor actor de lengua inglesa de su generación. Alto, de grandes facciones y manos espectaculares, ha venido a Madrid para ofrecer dos recitales con selecciones de la obra de Shakespeare en el teatro Español de Madrid.

Tras desistir de sus iniciales y adolescentes intenciones de ser cocinero, periodista o profesor, y sin previo paso por escuelas de arte dramático, comienza su carrera de actor haciendo representaciones en la universidad. "Luego, ya empecé a tomar clases de voz, respiración y algunas otras cosas. Aunque los ingleses somos muy perezosos. No somos como los americanos, que se pasan el día corriendo de una clase a otra. Nosotros nos lo tomamos de otra forma".Al igual que todos los actores ingleses, desde el primer momento, tiene una obsesión: interpretar a Shakespeare, porque, como el propio lan McKeller cuenta, en el Reino Unido no se reconoce a un actor como bueno hasta que no ha interpretado a Shakespeare. El lo consigue y logra, además, el reconocimiento unánime a sus interpretaciones. Su primer éxito clamoroso lo consigue en el festival del teatro de Edimburgo en 1969. A partir de entonces recorre incansablemente el Reino Unido, consigue triunfos multitudinarios durante dos temporadas consecutivas en Londres e, incluso, sus actuaciones son difundidas por la televisión, para después ser contratado como primer actor en la Royal Shakespeare Company, la compañía teatral inglesa más importante.

Sin embargo, pese a que en tres ocasiones ha conseguido el premio al mejor actor del año y ha actuado en los teatros más importantes de Europa y América, aquí en Madrid, en un encuentro con periodistas, afirma que en el Reino Unido se le sigue considerando un trabajador. Solamente es un star en Nueva York, "pero es que allí sólo quieren stars", ironiza.

Ian McKellen responde en inglés a las preguntas, aunque intenta hacerse entender con las manos. Unas manos enormes que mueve incansablemente para peinarse las cejas, colocar sus pies en las más diversas posiciones o coger un cigarrillo del bolsillo de la chaqueta de José Luis Gómez (quien le hace de presentador e intérprete) sin que éste se dé cuenta.

En ocasiones, se ríe de sus propias manifestaciones: "La diferencia de mi show en Rusia o Estados Unidos es que aquí Reagan no sabe mucho de Shakespeare". O se queda muy serio, con la mirada azul marino perdida en un punto indeterminado, cuando a su lado habla de él José Luis Gómez. Luego, de repente, baja de la nube, se revitaliza y vuelve a hablar con todo el cuerpo cuando Shakespeare es de nuevo el tema casi inevitable de la conversación.

Cuenta que lo más hermoso de su trabajo es poder subir a un escenario sin trajes ni maquillaje y poder hacer una broma al público, interpretar un texto de Shakespeare y poder dar su opinión sobre el significado de ese texto. Eso es precisamente lo que hoy y mañana hará sobre el escenario del Español. "La sola idea ya me tiene nervioso y excitado porque no se quiénes son las personas que van a venir a verme. Supongo que habrá actores y asiduos del teatro, pero quisiera que vinieran también otros que nunca han visto funciones de este tipo porque todos nos vamos a divertir con nuestro amigo Shakespeare. Lo importante son las emociones, no el idioma".

Pese a estar reconocido mundialffiente como el mejor intérprete shakespeariano, no es éste su único proyecto. Ha hecho varias películas para el cine y el canal cuatro de la televisión inglesa y ama este medio "porque es un buen e interesante ejercicio y porque el cine es la realidad de hoy". Cuando termine la gira internacional con el espectáculo que ahora trae a Madrid, dedicará unos años a representar piezas de teatro contemporáneo.

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