Adiós a la 'bisagra'

Algunos compromisarios del congreso extraordinario del PAD comentaban ayer entre pasillos que estaban asistiendo a un curioso fenómeno político en dos actos: habían sido convocados, en una primera llamada, para crear un partido, y en una segunda convocatoria, para liquidarlo.En ese tiempo, poco más de un año, dieciséis parlamentarios y un ministro, Francisco Fernández Ordóñez, abandonaron Unión de Centro Democrático y, en virtud de un pacto con el PSOE, obtuvieron siete diputados en las pasadas elecciones -uno de los cuales, Javier Moscoso, es ministro de la Presidencia en el Gobierno de Felipe González-, tres senadores, dos gobernadores civiles, la presidencia y la secretaría general del Banco Exterior -el propio Fernández Ordóñez y Enrique Linde, respectivamente-, una secretaría de Estado y algunas direcciones generales.

Ahora, Guillermo Galeote, hombre fuerte del aparato del PSOE, negocia con Linde y Fernández Ordóñez, según manifestó este último, la inclusión de algunos miembros del PAD en las candidaturas municipales, y no descartaron la posibilidad de constituirse en corriente de opinión socialdemócrata dentro del PSOE, si finalmente la proyectada conferencia de organización da vía libre para ello.

Entonces, el PAD, que nació con la idea de convertirse en un partido bisagra, podría acabar en corriente de opinión, "con la satisfacción moral", opina su fundador, "de haber cumplido con nuestro deber y no convertirnos en un partido amarillo, instrumento de la derecha para maquillar una confrontación con el PSOE; no podemos jugar ni al ridículo ni a convertirnos en una caricatura de nosotros mismos".

De este modo, Fernández Ordóñez condena al amarillismo a quienes no le sigan en su nueva singladura, a la que ayer trató de dar sentido político y poético apoyándose en Pierre Mendès-France, quien dijo en cierta ocasión que "nunca el río es más fiel a su fuente que cuando llega al mar".