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Segundo intento de la OPEP en menos de un mes para evitar un seguro colapso de los precios del petróleo

ENVIADO ESPECIAL, La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) realiza, a partir de hoy en Ginebra, su segundo intento formal en menos de un mes para evitar un seguro colapso de los precios oficiales del petróleo. La estabilidad del sistema financiero internacional está, hasta cierto punto, íntimamente vinculada con el mercado del petróleo y con la capacidad de algunos países productores, fuertemente endeudados, para hacer frente a sus compromisos con la banca internacional.Con todo, expertos familiarizados con el mercado de petróleo no descartan que los trece países miembros de la OPEP acuerden en la ciudad suiza una pequeña y gradual rebaja del precio de referencia del crudo, estable en 34 dólares por barril desde hace casi dos años.

La conferencia de la OPEP, de carácter consultivo, ha sido convocada por iniciativa de los ocho productores del área del golfo Pérsico, reunidos durante el pasado Fin de- semana en Bahrain. Los ocho países, capitaneados por Arabía Saudí, acordaron en el llamado Consejo de Cooperación del Golfo adoptar todas las medidas necesarias para evitar una reducción formal del precio de referencia del petróleo.

Pese a esta iniciativa, los expertos consideran que muy poco puede hacer la OPEP para evitar lo que el mercado está pidiendo a gritos desde hace casi un año. Lo único es acordar una distribución coherente de las cuotas particulares -cantidades máximas que cada país miembro puede vender- que corresponden a cada miembro dentro del límite máximo de 18,5 millones de barriles diarios que la OPEP se estableció en su pasada reunión ordinaria, el pasado diciembre, en Viena.

Defensa saudí

En aquella ocasión, los trece países se limitaron a incrementar de 17,5 a 18,5 millones de barriles el techo máximo de producción del consorcio. Pero los asistentes a la reunión fracasaron a la hora de establecer un reparto equitativo de esta producción, lo que ha dado pie a una situación interina del mercado donde Ias ventas sin control se suceden a los precios fuera de la disciplina del cartel.

Contrariamente a lo que pasaba hace dos años, es ahora Arabia Saudí la que trata de defender el precio del crudo a un nivel aparentemente más alto que el que patrocinan los tradicionales halcones del consorcio. Y la razón es muy simple. EL jeque Yamani, ministro de Petróleo de Arabia Saudí, argumenta que la actual estructura de precios de la OPEP -s un factor estabilizador de la economía mundial.

El prestigioso semanario Middle East Economic Survey, vinculado a los intereses del grupo saudí Arainco, daba varias razones en su último número para defender esta tesis. Según la revista, una baja de los precios del crudo reduciría considerablemente los ingresos de los países productores, agravaría la situación de las compañías, estimularía el consumo en los países compradores y acabaría con muchos de los esfuerzos realizados en Occidente para sustituir algunos consumos del petróleo.

La reducción de los ingresos en los países productores -especialmente en México, Reino Unido y otros que se ven forzados a seguir la disciplina OPEP, aunque no estén formalmente vinculados al consorcio- agravaría la crisis financiera de estos productores, que se verían imposibilitados para hacer frente a sus compromisos financieros. Otro efecto adicional sería la retirada de los depósitos en los bancos occidentales de productores como Arabia Saudí, que, por vez primera en muchos años, tendría unos ingresos inferiores a sus necesidades de inversión.

Como resultado de esta situación hipotética, la banca comercial internacional vería agravada su ya dramática situación financiera, ya que tendría que buscar recursos, evidentemente más caros, fuera del circuito de los depósitos a largo plazo de los productores de petróleo. Asimismo, algunas grandes compañías internacionales de petróleo pasarían por momentos de apuro en cuanto a su supervivencia.

Es por eso que tanto Arabia Saudí como los ricos productores del golfo Pérsico se nieguen insistemente a aceptar una reducción brusca del precio del petróleo, aunque no la descartan de una manera gradual. Para ello defienden el mantenimiento de la actual estructura de precios, siempre que ésta tenga posibilidades de supervivir de una manera real. Es decir, que no se ofrezcan descuentos bajo cuerda que benefician a unos productores y perjudican a otros.

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