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Romà Cuyàs consigue la presidencia del Comité Olímpico Español con cierta oposición

Romà Cuyàs es desde ayer también presidente del Comité Olímpico Español, cargo al que accedió con cincuenta votos, por veintinueve favorables a la candidatura de López Amor y siete abstenciones. Tras cinco horas de duro debate en el que no intervino logró, primero, que le admitieran como candidato y, posteriormente, salir elegido presidente. Romà Cuyàs contó con el apoyo de una mayoría no muy holgada de presidentes de Federación y de aquellos miembros del COE que tienen algún cargo internacional. Los poderes ficticos del deporte actuaron en su favor, con la colaboración del grupo catalán liderado por Miguel Company y la individual, pero entusiasta, de Pablo Porta, presidente de la Federación Española de Fútbol. Romà Cuyàs no se informó en las esferas del PSOE sobre si podría existir incompatibilidad por ocupar un cargo público y otro cargo en un organismo privado, dada la actual legislación que se está poniendo en marcha sobre la materia.

Lo que un miembro del COE denominó como la triple S (Samaranch, Saporta y Selmo, por Anselmo, López), aunque no en tamaña extensión, fue a juicio de la mayoría de asistentes, votantes a favor y en contra, la clave de la elección final de Romà Cuyàs. Esta impresión fue, finalmente, puesta en expresión pública por Jaime López Amor, el candidato perdedor, quien se despidió con una felicitación: "Hay que dar la enhorabuena y felicitar al jefe de todo esto, que es Juan Antonio Samaranch, por su actuación de hoy. El gran perdedor ha sido el deporte". Jesús Hermida, que dimitió como presidente del COE ya muy avanzada la tarde, reconoció que su dimisión fue "inevitable". "Quiero pensar", terminó, "que todo esto es por bien del deporte".Estas versiones fueron interpretadas de forma distinta por Romà Cuyàs, quien felicitó a su vez a Hermida por haber sabido ver la excepcionalidad del momento y la necesidad de convocar el pleno del COE para que el nuevo presidente pudiera estar en Los Angeles "en una fecha única" como es la reunión del Comité Olímpico Internacional.

La opción de Romà Cuyàs para la presidencia fue acogida con conformismo por la mayoría de asistentes, con radical oposición por algunos otros y con entusiasmo por los menos. Rafael Cavero encabezó la oposición a que fuera la misma persona la que presidiera el Consejo Superior de Deportes y el Comité Olímpico Español "porque en dieciocho años que lleva siendo así, el COE jamás ha funcionado. No estoy en contra de Cuyàs, estoy contra el procedimiento que se ha seguido. Ha elegido a Joaquín Dualde como vicepresidente porque éste, como ex jugador de hockey recuerda lo de manejar la pelota como nadie, y a Anselmo López porque todavía se respeta a la tercera edad. Este, precisamente, forma parte de las tres eses que conforman el mal del deporte español: Samaranch, Saporta y Selmo López". Dualde no quiso contestar en el mismo tono lingüístico a las acusaciones de Cavero y Anselmo López puso de manifiestos sus 33 años de servicio al deporte, "en los que jamás solicité un cargo".

Esta oposición firme fue seguida por varios presidentes de federaciones que se sintieron como convidados de piedra al pleno. No tuvieron respuesta a las preguntas de qué ventajas tendría el que fuera o no la misma persona la que estuviera al frente de ambos organismos. Estos votaron en blanco o en contra de Cuyàs como vía para mostrar su descontento al sistema precipitado con el que se llevó el tema al pleno. Incluso hubo un voto de censura por parte de Luis Báguena, presidente de la Federación Española de Judo. Al final, ni siquiera se interesaron por conocer el nombre del nuevo vicepresidente del COE, desilusionados porque se sintieron manejados en un juego del que desconocían las bazas que jugaban Hermida y Cuyàs.

Dos fases; para una elección

Su toma de posesión se fraguó en dos fases. Primero, tuvo que ser admitido como miembro del Comité, fase ésta en la que se desató la parte más dura del debate. Cavero, Benito Castejón y el presidente de la Federación Española de Judo emplearon duros términos contra los métodos utilizados. Romà Cuyàs fue admitido como miembro del COE por 54 votos a favor, 23 en contra y once en Blanco; también lo fueron Alvarez de Bohórquez (63, 16 y 9), José María Cagigal (71, 12 y 5) y Conrado Durántez (62, 14 y 12). La admisión de Cuyàs se tramitó a través de "ser personalidad distinguida por su relevante y altruista apoyo al deporte aficionado", por no cumplir los requisitos de ser presidente de Federación o deportista destacado, que son las tres llaves que abren las puertas del COE. Hace dos años, la admisión de Francisco Fernández Ochoa en el COE fue considerada inviable.Romà Cuyàs fue, de los cuatro nuevos miembros elegidos, el que peor votación registró. Pero hasta entonces no se había producido la dimisión de Jesús Hermida, porque según algunas interpretaciones éste también quiso jugar sus escasas bazas. Aprovechando el confuso y ambiguo orden del día, Jesús Hermida prefirió no presentar su dimisión nada más comenzar la asamblea. Si, por algún motivo, Romà Cuyàs no era elegido miembro del COE ya no podría ser presidente y, posiblemente, no hubiera hecho falta su dimisión. Era su única oportunidad y la agotó. Posteriormente, y a la vista de que Cuyàs era ya miembro, tuvo que cumplir con su compromiso de dimisión. se pasó, pues, a la fase de presentación de candidaturas para la presidencia.

Cuyàs contó con el apoyo del único miembro presente del Comité Olímpico Internacional, por no asistir Juan Antonio Samaranch, que es Pedro de Ybarra y Mac Maohn, barón de Güell. Con esa sola firma, según los estatutos, bastaba. La sorpresa sobrevino cuando López Amor que quiso optar al cargo, recibió más de 20 firmas, lo que legalizaba su candidatura, por ser este el segundo procedimiento que señalaban los estatutos. Se procedió a la votación y ésta registró 50 votos favorables a Romà Cuyàs, 29 a favor de López Amor y 7 abstenciones. Ahí terminó todo.

Pablo Porta no tuvo intervenciones en el pleno. Su actitud reservada contrastó con la que mantuvo en la comida, donde se manifestó apasionadamente partidario de Romà Cuyàs. Jesús Villamor, presidente de la Federación Española de Billar, llegó a comentar públicamente cómo podía explicarse la defensa que hacía Porta de Cuyàs, cuando había sido un hombre que, por sistema, se mantenía ausente de los temas olímpicos.

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