Aumentan los obstáculos para un acuerdo electoral entre UCD y AP
Las negociaciones entre AP y UCD para concurrir en coalición a las próximas elecciones municipales se encuentran en estos momentos pendientes de la entrevista que celebrarán los presidentes de ambos partidos, Manuel Fraga y Landelino Lavilla, respectivamente, antes del próximo día diez. No obstante, cada vez es mayor la oposición interna del partido de Fraga a la coalición, el empeño de los centristas de marcar distancias "con el conservadurismo de AP", en palabras de uno de sus máximos dirigentes, y la falta de acuerdo sobre el porcentaje de candidatos a incluir en las futuras listas electorales.Según fuentes solventes consultadas por EL PAÍS, tanto en UCD como en AP se tiene la impresión de que Fraga prosigue las negociaciones para "guardar las formas", es decir, para impedir que trascienda a la opinión pública que al final, después de haber reclamado el pacto con tanta insistencia, es él quien lo rechaza porque UCD no les aporta riada. Esta interpretación conllevaría unas condiciones de AP hacia UCD lo suficientemente "duras" como para conseguir una sumisión total de los centristas o una rupturá del pacto.
Tras el fracaso electoral centrista, se han producido tres contactos firmes entre ambos partidos: dos entrevistas Fraga- Lavilla, la primera, poco después de las elecciones, en el Congreso de los Diputados, y la segunda, poco antes de iniciar las vacaciones nadiveñas, y una reunión de Jorge Verstrynge y Robles Piquer, por parte de AP, con el secretario general de UCD, Juan Antonio Ortega, en el domicilio de este último, muy pocos días antes del fin de año.
En última reunión, AP propuso que el pacto fuera más allá de las elecciones municipales, es decir, que alcanzara también a las elecciones autonómicas y, sobre todo, a un pacto parlamentario, y que el porcentaje de candidatos centristas en las listas conjuntas fuera estrictamente proporcional a los resultados obtenidos en las elecciones legislativas". De aceptarse esta oferta, UCD conseguiría un puesto por cada ocho de AP. Ortega respondió que su mayor preocupación era clarificar el carácter de centro de UCD y no aceptó el pacto parlamentario.
Previamente, una ponencia designada por la dirección aliancista había remitido un informe a Fraga en el que le exponían la necesidad de sondear la opinión de las juntas provinciales del partido y la exigencia a UCD para que haga públicas sus condiciones. "Con esta última medida pretendemos demostrar a los electores", señaló una fuente de AP, "que, después de atacarnos con tanta dureza durante la campaña electoral, se han dado cuenta de su error y son ellos quienes rectífican".
La respuesta de las juntas aliancistas provinciales ha sido, hasta ayer, contraria al pacto. Tan sólo en Galicia, donde AP gobierna en solitario y recibiría con agrado el apoyo de los parlamentarois regionales centristas, la coalición cuenta con más prosibilidades de materializarse.
Asi las cosas, en ambos partidos se está ahora a la espera de la próxima entrevista entre Lavilla y Fraga. El último comité ejecutivo de Unión de Centro Democrático se mostró mayoritariamente favorable a la coalición; por el contrario, el último de Alianza se decantó "virulentamente en contra", en palabras de uno de los asistentes. "Allí se cuestionó" añadió, "qué nos podía aportar un partido que no es más que un cadáver político".
En esa misma reunión, se puso también de manifiesto la desconfianza de muchos dirigentes aliancistas por el control real de UCD sobre sus militantes. "Mucho nos temenos", prosiguió la citada fuente, "que en Madrid se diga una cosa y los concejales voten después en los ayuntamientos con el PSOE".
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