Se abre una investigación sobre las causas del incendio de Morón
La comisión provincial de gobierno, convocada y presidida ayer por el gobernador civil de Sevilla, Ignacio López del Hierro, ha ordenado la apertura de una investigación sobre las causas que provocaron el incendio registrado el lunes en la fábrica Tomás Espuny, dedicada a la extracción de aceites de orujo en la localidad sevillana de Morón de la Frontera, cuyos habitantes vivieron una jornada de pánico y desconcierto ante el temor de que las llamas hiciesen estallar cinco calderas con 40.000 kilos de hexano acumulado en la propia industria. Se teme por la vida de Cristóbal Núñez Verdugo, uno de los cinco trabajadores de la empresa que resultaron heridos.
Según indicó el gobernador civil, desde ayer se encuentran en el lugar técnicos de seguridad e higiene para elaborar un informe, exhaustivo.
La hipótesis del fallo humano
López del Hierro se negó, sin embargo, a dar su opinión acerca de las versiones que circulan sobre un posible fallo humano como origen inmediato de la explosión inicial y el consiguiente incendio. Lo que sí parece seguro es que la causa técnica del fuego fue una llamarada provocada al poner en marcha un extractor de orujo en la fábrica siniestrada, propagándose fácilmente las llamas como consecuencia de la alta combustibilidad de esta materia prima. La atribución del origen del fuego a un error humano fue firmemente sostenida por el alcalde de Morón, Leopoldo de la Maza, conde de la Maza, quien afirmó que "fue un exceso de confianza por parte de personas que llevan muchos años haciendo el mismo trabajo y que, al parecer, abrieron una válvula en un momento inoportuno".El alcalde moronense aseguró asimismo que la fábrica siniestrada se encuentra ubicada en una zona del extrarradio calificada corno industrial y bastante alejada del casco urbano, del que se encuentra separada por la estación ferroviaria. Las viviendas habitadas más próximas se hallan a una distancia que el alcalde calculó entre los seiscientos Y ochocientos, metros. De la Maza indicó que no cree necesario en el futuro el traslado de la instalación a lugares más alejados de la población. Las viviendas citadas fueron las únicas a cuyos habitantes se ordenó la, evacuación en la tarde del lunes, si bien el efecto bola de nieve provocó un movimiento generalizado de pánico y el abandono voluntario del pueblo.
Estas opiniones de la primera autoridad municipal han sido impugnadas por diversos sectores ciudadanos. Un ex concejal denunció a este periódico la presunta inexistencia en la fábrica de medidas de seguridad tan elementales como grifos que aislen unas calderas de hexano de otras, así como la descoordinación con que se dirigió la operación evacuatoria, ya que los vecinos más afectados recibieron órdenes desorientadoras y faltas de explicación, y ni siquiera se ordenó convenientemente el tráfico de salida de la localidad, lo que originó numerosos accidentes menores.
En relación con la ubicación de las instalaciones, la misma fuente señaló que, en realidad, no se conoce la gravedad del riesgo que corre la población por la proximidad de la fábrica de aceites (hace más de treinta años se produjo una explosión en una fábrica del mismo tipo, ya desaparecida).
En cuanto a la situación de los heridos, continúa en estado gravísimo Cristóbal Núñez Verdugo, de 49 años, con quemaduras que afectan a la práctica totalidad de su cuerpo. Los médicos que le atienden temen por su vida. Los otros tres internados, Manuel Núñez (hijo del anterior), Francisco Bocanegra y Andrés Mulero siguen en estado grave, aunque evolucionan favorablemente. Está fuera de peligro el quinto trabajador lesionado.
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