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La Marina afirma que su flota no será operativa en la década de los noventa

La afirmación de que, de acuerdo con las previsiones de la actual ley de Financiación de las Fuerzas Armadas, aprobada antes de terminar la anterior legislatura, la flota de guerra española no será operativa a partir del año 1995, fue una de las conclusiones recogidas en la ponencia La obtención y el sostenimiento de la fuerza, presentada por el capitán de fragata Vicente Cuquerella Jarillo en el cursillo de orientación naval para periodistas, celebrado la pasada semana en Madrid, Rota y Cartagena. Un informe del Estado Mayor de la Armada con estas consideraciones será entregado al nuevo ministro de Defensa, Narcís Serra.

En una anterior conferencia sobre La condición marítima de España, otro profesor de la Escuela de Guerra Naval, el capitán de fragata Enrique Amusategui de la Cierva, trazó un análisis geoestratégico de la situación de la Península Ibérica, que serviría de premisa para establecer el objetivo de fuerza que se ha marcado la Armada para responder a las hipotéticas amenazas exteriores.

Entre estas amenazas, contempladas en el Plan General de la Armada, se citan, por este orden, una ocupación de los archipiélagos canario y balear; la anexión marroquí, por la fuerza de las armas, de las plazas españolas en Africa -Ceuta y Melilla-, y el hostigamiento de nuestras líneas de tráfico marítimo. Esta última amenaza, considerada, según los estrategas de la Armada, como "la más probable", se relaciona con el hecho de que por las vías marítimas del área de influencia española circula el 92% de nuestro comercio exterior. En este campo, la Armada otorga especial importancia a la fuerza de la Marina como "instrumento de política" o la llamada diplomacia de las cañoneras.

Zonas de "interés vital"

En las zonas de responsabilidad marítima española, la Armada ha trazado dos áreas: una de "interés general" y otra de "interés vital". Esta segunda estaría definida por el triángulo Azores-Gibraltar-Canarias, la zona del Estrecho y el triángulo mediterráneo. Desde este análisis, la Armada considera vital el control del eje estratégico Canarias-Estrecho-Baleares, en contraposición a otros supuestos terrestres que definen el eje Estrecho-Pirineos.La política española "ha de ser emínentemente marítima", aseguraron los ponentes, para añadir que no se pretendía "olvidar el Mediterráneo, sino volver a núrar al Atlántico". Estos supuestos de la Armada contemplan también el papel de España como "retaguardia", que no "reducto", para abastecimiento desde Estados Unidos a Europa Occidental, en el caso de un conflicto con el Este. "La mar", añadieron, "es la zona más fácil de nuclearizar con armas no estratégicas de tipo táctico".

En la conferencia sobre Obtención y sostenimiento de la fuerza, el ponente sentó como premisa que el "problema de la Armada está en la falta de mentalidad marítima del pueblo español", para analizar después el objetivo de fuerza naval previsto en el Plan Estratégico Conjunto de las Fuerzas Armadas. La ley de Financiación de las FAS (1982) es considerada por la Armada como "una ley de mínimos". La población civil, según los profesores de la Escuela de Guerra Naval, sólo ve el "coste de obtención" de la fuerza, pero no los costos derivados del ciclo de vida de los buques: su mantenimiento utilización y operatividad. Mientras el precio de construcción de un proyecto era un 31,5%, su mantenimento se cifra en un 25,7% y su operatividad en un 42%.

De las previsiones presupuestarias de la ley de Financíación de las FAS, la Armada deduce que mientras los gastos de personal no van a aumentar, los de material de defensa van ligados al Producto Interior Bruto (PIB). En este reparto presupuestario entre las FAS, los gastos de personal representan el 41%, para repartirse las inversiones y sostenimiento de la fuerza en esta proporción: 23,8% para el Ejércíto de Tierra, 17% para la Armada y 16% para el Aire.

Con este porcentaje del reparto, que según la Armada no se corresponde con el entorno estratégico al que debe responder su fuerza, la flota española, de no aprobarse el plan de construcciones prevísto por la Marina, no será operativa en la década de los años noventa. "En 1995 no tendremos casi Armada", aseguró el ponente. La Marina, según diría después otro ponente del cursillo, aspira a que el reparto entre los tres Ejércitos se sitúe en un 33%, de manera proporcional a cada cuerpo.

Del análisis de la actual fuerza naval española, el ponente dedujo que nuestra flota es "vieja", que el 50% de su tonelaje ha sobrepasado su ciclo de vida y que, de no modificarse las previsiones, sería incapaz de hacer frente a las amenazas de la tecnología". A título de ejemplo, la Marina entiende que su actual Grupo Aeronaval, vertebrado en torno al Dédalo, sólo será operativo cinco años más, hasta la entrada en servicio del portaeronaves Príncipe de Asturias. De no aprobarse su plan complementario de construcciones, la Armada estima que los astilleros de la Empresa Nacional Bazán quedarían sin traba o en 1988.

Su proyecto de construcciones, que prevé desde un destructor de escuadra hasta seis patrulleras lanzamisiles, unidades para la fuerza anfibia y fuerzas auxiliares, permitiría, según la Armada, dar trabajo a las tres factorías de la Bazán y suplir el actual plan complementario de exportaciones. Los gastos de financiación para los años 1983-1990 se cifran en 588.000 millones, cantidad que encaja dentro de las previsiones presupuestarias (635.000 millones). Sin embargo, el "plan mínimo" que la Armada prevé para la década de los años noventa tiene un desfase de 115.000 millones de más sobre lo que cubre la actual ley de Financiación de las FAS. Estos datos, recogidos en un detallado informe, serán expuestos por el jefe del Estado Mayor de la Armada, el almirante Saturnino Suanzes de la Hidalga, al nuevo ministro de Defensa, Narcís Serra. "Soy consciente de que mi obligación es plantear estos problemas, y, pueden estar seguros de que lo hago", afirmó el pasado sábado el efe militar, en el acto de clausura del cursillo de información naval para periodistas, organizado por a Escuela de Guerra Naval, que dirige el vicealmirante Salvador Moreno de Alborán y Reyna.

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