Ramona Ripston,
directiva de la Unión Norteamericana para las Libertades Civiles (ACLU), señaló que "son de pésimo gusto, son una provocación, pero no pueden censurarse" al referirse a unos juegos electrónicos que han comenzado a proliferar en los Estados Unidos y que, según sus detractores, atentan contra el sexto mandamiento. Una compañía fabricante de juegos electrónicos ha lanzado al mercado unas máquinas que, por medio de señales, reproduce escenas consideradas pornográficas. El más atrevido de ellos, conocido como La venganza de Custer, consiste en manipular una serie de botones para intentar lograr que una figura que representa al famoso general norteamericano viole repetidamente a una india. La compañía creadora se ha visto denunciada por la Comisión del Estatuto de la Mujer del condado de Los Angeles. La demanda ha provocado una reflida polémica y parte de los contendientes invocan la prime ra enmienda de la constitución norteamericana, que se refiere a la libertad de expresión. En tre éstos se encuentra la ACLU, que en Los Angeles está dirigida por una feminista, quien ha manifestado que no se debe prohibir el juego. "La censura en nombre de ideales", dice Ramona Ripston, "por muy altos que sean, es peligros y da derecho a cualquier grupo o persona a exigir la retirada de lo que considera que le afecta. Y ello lleva a la represión".
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