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Al Atlético le salvó el conformismo del Sevilla

La mitad de los jugadores del Atlético no estuvo anoche para nada. Pedraza, que suele gustar de las duras y las maduras, salvó a su equipo. Su listeza al robar un balón que Blanco pensó que no había puesto en juego, posibilitó el empate. Fue el premio al hombre más despierto del equipo. El empate, fue para el Sevilla la compensación a unos valores no despreciables.El Atlético amenazó anoche con darle el disgusto total a sus seguidores. Hasta el momento de la igualada hizo oposiciones firmes a la derrota. En fútbol, para vencer, entre otras cosas hay que poseer el balón el mayor tiempo posible. Para ello hay que hacer una cosa tan simple como cederlo al compañero. Los jugadores rojiblancos se hartaron de entregar pelotas al contrario. El Sevilla, que tuvo la fortuna de marcar con prontitud, aunque renunció durante muchos minutos al contraataque, se hizo dueño del esférico y lo paseó por el centro del terreno en continuas cesiones al primer toque. Los sevillanos, si fallaron en profunidad, acertaron en el juego preciosista de algunos instantes, en los que pareció que iban a ridiculizar al conjunto adversario.

El Sevilla pudo jugar con cornodidad más de medio tiempo porque en el Atlético hubo jugadores física y mentalmente ausentes. Quique, que era mejor defensa que centrocampista, anoche tuvo una actuacion mediocre. Cuando atacó, tardó en regresar a su puesto más que un veterano acabado. En el centro del campo, el alemán no hizo otra cosa que marcar el gol. Podría decirse que eso no es -poco, pero lo cierto es que en lo tocante al juego anduvo perdido. Hubo momentos en los que dio la impresión de que se había adaptado al fútbol espafíol. Simplemente porque solo pasaba el balón en corto y lateralmente. Landáburu estuvo despistado la mayor parte del tiempo. Y ni siquiera acertó en al gún lanzamiento directo a puerta. Marina fue quien puso mayores ánimos, pero naturalmente no Po día bastar la voluntad del joven jugador para que el equipo se enderezara.

El Sevilla demostró que es un equipo con muy buenas hechuras. Pese a que le faltó voluntad de victoria absoluta porque se conformó con el único tanto, realizó un partido muy aceptable. Fue una pena que un conjunto que es capaz de practicar buen fútbol sea tan conformista y renuncie a mantener el ritmo del tríunfo desde el momento en que ha logrado un gol. El Sevilla se cerró magníficamente atrás y tanto Serna como Alvarez desbarataron cualquier intento de remate aéreo por parte atlética. El equipo del Manzanares que, como es habitual buscó el gol por medio de la cabeza de Ruiz, no pudo en esta ocasión encontrar facilidades para obtener el triunfo. El mejor remate de Ruiz lo despejó a corner Buyo en un alarde de intuición y reflejos.

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