El objetivo del Fondo de Garantía de Depósitos es que el grupo bancario sea rentable en 1983
El secretario general del Fondo de Garantía de Depósitos en Instituciones Bancarias y administrador de Banca Catalana, Juan Antonio Ruiz de Alda, declaró ayer a EL PAIS que su previsión para el Banco es que "en el ejercicio 1983 pueda ser rentable en operaciones corrientes". Para llegar a este objetivo hay un doble paso previo. En primer lugar, la operación acordeón, de reducción y ampliación de capital simultánea, a aprobar en la junta general de accionistas de los próximos días 16 y 17, y después, la culminación del saneamiento, mediante las ayudas pertinentes.Estas ayudas presentarán seguramente un aspecto novedoso en relación a anteriores crisis bancarias pues seguramente no se limitarán a los habituales préstamos en buenas condiciones y a la compra de activos improductivos. "Existe la posibilidad de que lleguemos a la total asunción de pérdidas", informó Ruiz de Alda, "lo que sucedería por vez primera en la resolución de crisis bancarias por el Fondo" y sería sintomático del interés efectivo de la autoridad monetaria por conseguir una rápida reflotación del grupo Catalana. El calendario fijado, a partir de la recomposición de los recursos propios en la junta, prevé "una rápida cuantificación de las ayudas y su llegada inmediata a Banca Catalana. Esperamos que esto esté resuelto para el primero de enero próximo".
Simultáneamente a las soluciones para el desequilibrio patrimonial, los responsables del grupo han empezado a replantearse la necesidad de reordenar la estructura del grupo bancario, en lo que colabora activamente el nuevo gerente, Jesús Gutiérrez Fierro. La idea que patrocinan es aplicar la filosofía esbozada en los dos programas de salvación anteriormente diseñados por el antiguo consejo que presidía Raimon Carrasco y por los posteriores administradores encabezados por Eusebi Díaz-Morera, que tenían su eje en concentrar toda la actividad de banca comercial en Banca Catalana y en dar un tratamiento específico y diferenciado a los industriales, Banco Industrial de Cataluña (BIC) y Banco Industrial del Mediterráneo (BIM), cuyos desequilibrios "no constituyen el principal problema, pues las pérdidas industriales no repercuten en más de una cuarta parte en las pérdidas generales", estando el núcleo de ellas en las inmobiliarias y en la política bancaria seguida por el grupo. La intención respecto a las industrias participadas es "estudiar caso por caso y tomar las medidas para que todas las empresas que puedan salvarse se salven".
Todos estos planteamientos deberán pasar por la junta extraordinaria, que seguramente obtendrá quorum en su segunda convocatoria, el día 17. A salvo de los últimos cálculos, se da por seguro que la reducción del valor de las acciones será a una peseta y la posterior ampliación alcanzará los 15.000 millones de pesetas, cifra propugnada en razón de que se pretende que "sirva de respaldo no sólo de Banca Catalana, sino también del BIC y del BIM". Los administradores no llevarán a la junta voto alguno y recabarán a los accionistas comprensión de que el sacrificio es inevitable para "salvar lo principal, que es la institución".
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