Los partidos de Alzaga y Garrigues, grandes beneficiarios del proceso de desmoronamiento centrista
La aceleración del deterioro en el partido aún en el Gobierno, UCD; los malos resultados -bastante peores de lo previsto- obtenidos por el Centro Democrático y Social, de Adolfo Suárez, y las anunciadas e importantes fugas desde UCD hacia los partidos de Oscar Alzaga y Antonio Garrigues serán factores que modificarán el espacio político centrista, según todas las estimaciones. Los próximos días resultarán decisivos en este proceso.
Los escasos resultados tangibles surgidos de la reunión de la Comisión Ejecutiva de UCD la pasada semana, así, como la sospecha de que los miembros del secretariado del partido alimentan muy diversos planes respecto a sus personales futuros políticos, parecen haber aumentado la alarma en la militancia de base. Cara al próximo encuentro de la ejecutiva ucedista, el próximo lunes, día 15, las esperanzas de recomposición del partido parecen muy pequeñas, de acuerdo con todas las previsiones.Tras el anuncio, hecho el pasado viernes, de que unos trescientos liberales -entre ellos algún ministro- abandonarán UCD para pasar al Partido Demócrata Liberal de Antonio Garrigues, se produce ahora la filtración de que miembros del secretariado ucedista han iniciado una aproximación al Partido Demócrata Popular, de Oscar Alzaga, que se encuentra coaligado con AP. Tal sería el caso del actual secretario de Relaciones con el Gobierno, Jaime Lamo de Espinosa, quien no ha desmentido aún noticias publicadas en este sentido, aunque otros miembros del secretariado, como Javier Tusell, sí lo hayan hecho.
El propio Alzaga confirmaba recientemente que existen destacados miembros de UCD que han iniciado conversaciones cara a su futuro ingreso en el PDP. Entre tales miembros se encontrarían también algunos concejales del Ayuntamiento de Madrid, como Jose María Alvarez del Manzano. En las mismas declaracíones, Alzaga limitaba los posibles, nuevos ingresos en su partido a "gentes inspiradas por el humanismo cristiano", lo que excluye cualquier aproximación al PDP de líderes de otras alas de UCD, "que podrían estar muy bien encuadrados en AP", siempre de acuerdo con las palabras de Oscar Alzaga.
Tanto las sospechas de fugas masivas hacia el PDL, como las que puedan finalmente producirse hacia el PDP o directamente hacia AP, así como el silencio de los rectores de UCD sobre los planes para una recomposición del partido, han aumentado la inquietud en las estructuras provinciales, que han comenzado a desmantelarse por su cuenta. Las deudas acumuladas -UCD desmintió oficialmente haber gastado más de cinco mil millones de pesetas en su campaña electoral, afirmando que, en realidad, ha invertido una candidad "menor que en 1.979"- jugarán, sin duda, un papel decisivo en el proceso. Cuando, el próximo lunes, la ejecutiva de UCD vuelva a reunirse, esta vez para tomar drásticas decisiones, el nivel de deterioro será sensiblemente mayor de lo que era la semana pasada, y las conversaciones individuales de militantes ucedistas con PDL, PDP y hasta con el CDS, no serán ajenas a este hecho. Todo apunta a que el presidente del partido, Landelino Lavilla, volverá a quedarse muy solo en sus tesis de mantenerse en el centro puro.
Pesimismo en el partido de Suárez
Las cosas tampoco parecen marchar bien para el otro partido nominalmente de centro. Las deudas también se acumulan, aunque en menor grado, en el CDS suarista, y los no muy numerosos militantes no esconden su inquietud ante el silencio de los dirigentes en este período de descanso impuesto por Adolfo Suárez. La Comisión Nacional del CDS se reunirá el jueves para realizar una primera evaluación de la situación ante laque se halla el casi recién nacido partido. Y esta situación no es precisamente optimista: la débil estructura montada a toda prisa en algunas provincias se ha desmoronado tras el fracaso electoral. Suárez se ha propuesto visitar, en los próximos meses, todas las provincias españolas, en un intento de afianzar su grupo político.
Así, independieiitemente de cuál sea su situación actual, dos formaciones de centro-derecha parecen perfilarse en el inmediato futuro político: el PDP de Alzaga y el extraparlamentario PDL de Garrigues. Apoyado por una poderosa organización internacional, Alzaga se ha convertido en indiscutible cabeza de fila de los democristianos españoles, y lo mismo ha ocurrido con Antonio Garrigues, recién reconocido por la Internacional Liberal. Por otra parte, todo parece indicar que las coincidencias entre PDP y PDL llegan más allá que la simple similitud de nombres, y que ambas formaciones tienen en mente llegar a convertirse, a no muy largo plazo, en la derecha civilizada e ideológica. La longitud de tal plazo dependerá, de acuerdo con todas las estimaciones, de cómo reaccione la Alianza Popular de Fraga ante un previsiblemente rápido crecimiento e incremento en las actividades de su aliado, el PDP, y ante los contactos de los alzaguistas con los hombres de Garrigues.
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