Jimmy Boyle,
que fue considerado en su momento como uno de los más violentos criminales de Escocia, fue puesto en libertad ayer tras pasar quince años en la cárcel de Edimburgo, cumpliendo condena por asesinato. Según declaró a la Prensa que le esperaba junto con su esposa, la sicóloga Sarah Treyelyan, los quince años de confinamiento, en los que ha escrito unas memorias que fueron llevadas a la televisión inglesa, y ha practicado la pintura y la escultura, "le han hecho reflexionar mucho", así que ahora se va a dedicar a "hacer todo lo posible por ayudar a otros jóvenes a evitar que caigan en la trampa del delito".
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