Acuerdo definitivo para la segunda participación del sector público en centrales nucleares
Unión Eléctrica y la Empresa Nacional de Electricidad (ENDESA) han firmado un acuerdo que compromete definitivamente al sector público, representado por esta compañía del Instituto Nacional de Industria (INI), en la construcción y explotación de la central nuclear de Trillo (Guadalajara). Según fuentes del sector eléctrico, en el proyecto del primer grupo de dicha nuclear han sido ya gastados unos 60.000 millones de pesetas y están encargados equipos y obras por otros 120.000 millones. El compromiso de EN DESA se limita a un 20% de Trillo I y a un 80% de Trillo II.
La firma del acuerdo coincidió con el momento de máximas expectativas electorales del partido que ha resultado triunfador en las elecciones, en cuyo programa se sugiere la detención de una parte -la más atrasada- de los planes nucleares. Entre las centrales citadas en medios eléctricos como objeto de una hipotética paralización figuran los dos grupos de Trillo y especialmente el primero. La puesta en marcha del primero está prevista para 1987, pero medios próximos al proyecto estiman que la conexión a la red difícilmente puede conseguirse antes de 1989. El coste total rondaría los 300.000 millones de pesetas, más otros 90.000 en caso de retrasarse dos años.El acto de la firma, realizado ante notario, y que no había trascendido hasta ahora, tuvo lugar el pasado 15 de octubre, después de dos años de negociaciones para concretar un protocolo en 1980. Corrió a cargo de los respectivos presidentes: Julio Hernández Rubio, por Unión, y Julio Calleja, por ENDESA. No obstante, han seguido de cerca las conversaciones y han influido en su resultado el presidente del Instituto Nacional dé Industria (INI), Carlos Bustelo, y diversas autoridades energéticas y del Ministerio de Industria.
Para medios del sector eléctrico, la actitud del INI y de ENDESA se ha dirigido a reducir lo máximo posible su participación en el primer grupo nuclear, aun cuando ello necesariamente suponía aumentar la cuota de responsabilidad en el segundo. Los representantes del sector público también han perseguido y conseguido que el primer holding industrial del Estado no tenga que avalar los créditos otorgados para comprar los suministros extranjeros, contratados con la empresa alemana KWU, relacionada con Siemens.
Novedades del acuerdo
El acuerdo Unión-ENDESA, como los suscritos para otras nucleares, prevé constituir una asociación sin personalidad jurídica propia -por motivos fiscales y de duración del proyecto-, para construir y explotar los dos grupos de Trillo. Otra de sus novedades es que, contra lo que se esperaba, no participará ENHER (Empresa Nacional Hidroeléctrica del Ribagorzana), la segunda empresa pública de electricidad. ENHER, precisamente ostenta el único precedente de control público en la energía nuclear; es propietaria del 54% de la central de Vandellós II, que tenía previsto entrar en servicio el próximo año, aunque quizá se retrase hasta 1985; sus otros socios son FECSA, Fuerzas Hidroeléctricas del Segre y HECSA.El protocolo había sido firmado entre Unión Eléctrica y el anterior presidente del INI, Juan Miguel de la Rica. Unión acababa de hacerse con las dos licencias, después de tener paralizado el proyecto durante casi cinco años. Previamente habían aban donado el proyecto sus otros dos socios -Reunidas y Energía e Industrias Aragonesas-, por falta de capacidad financiera para afrontar una obra de tanta envergadura.
Para apoyar el Plan Energético Nacional y no dejar en la estacada a los intereses afectados -Unión y los alemanes-, consideraciones políticas e industriales llevaron a pactar con KWU y Unión. Según fuentes allegadas a ENDESA, KWU cedió a España la participación en proyectos solares de Grecia y Almería, para conseguir el aval sobre todos los riesgos de suministros a Trillo. Asimismo, Unión consiguió un socio en el proyecto al 50%, a repartir entre los dos grupos nucleares y las dos empresas eléctricas del Instituto. De la Rica anticipó entonces de palabra que en el primer grupo las empresas del INI tendrían un 40%, cubriendo el 60% del segundo grupo. Posteriormente, ENHER fue descolgada del proyecto, por su presencia en Vandellós II, mientras ENDESA empezó a mostrar reticencias y a esgrimir la inconveniencia jurídica del aval, puesto que muchos de sus contratos de crédito tenían la cláusula par i passu, que obliga a tratar a todos los acreedores por igual. Ello significa que, si el INI avalaba los suministros a Trillo, tendría que extender el aval a los acreedores anteriores que gozaran de la cláusula. Según fuentes próximas a los negociadores, al principio Unión parecía carente de interés en el asunto, por el convencimiento de que el Ministerio de Industria, de quien depende el INI, al menos orgánicamente, obligaría a cumplir el proyecto. Industria parece haber defendido a ultranza el proyecto, hasta el punto de que se trata del único caso en que ha concedido una licencia señalando al fabricante.
Pero, conocidas las discrepancias personales entre los titulares de Industria y el INI -Ignacio Bayón y Carlos Bustelo-, ENDESA se sintió fuerte y propuso participar con el 5% en Trillo I, dejando el 95% para Trillo II. En la práctica, esto suponía desentenderse de la central, porque la participación en el segundo grupo, con el proyecto prácticamente parado, tenía meramente un valor simbólico. La reacción de Unión Eléctrica, siempre según dichas fuentes, fue bastante dura. Y durante el verano pasado consiguió que ENDESA-INI encajaran un 20% en el primero y un 80% en el segundo.
El acuerdo firmado el pasado 15 de octubre ya ha supuesto a ENDESA un desembolso de 7.000 millones de pesetas (el 20% de los 35.000 pagados por Unión, dentro de los 60.000 gastados), más otros 5.000 millones de pesetas por el resto en subrogación de créditos.
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