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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un dulce agradable

Como un agradable pastel calificó Newsweek esta comedia de Stanley Donen, que reunía en el reparto, por segunda vez, a Cary Grant e Ingrid Bergman. Ambos habían trabajado juntos a las órdenes de Hitchcock en Encadenados (19,46), película que ahora se ha repuesto comercialmente en España; ha sido, por ello, eliminada de la programación televisiva, que tenía previsto emitirla dentro del ciclo homenaje a Ingrid Bergman que Indiscreta comienza hoy.La actriz acababa entonces (1958) de interpretar Anastasia película por la que obtuvo un oscar y que había significado su regreso a Hollywood, tras el exilio al que fue sometida como castigo a sus relaciones amorosas con el director italiano Roberto Rossellini. Indiscreta se establecía pues, como un reanudación de su trabajo con los estudios norte americanos. Sin embargo, la película fue rodada en Londres, ya que aún debía pasar algo de tiempo para que Ingrid Bergman regresara triunfalmente.

Sus trabajos fueron repartiéndose por decorados asiáticos o europeos (El albergue de la sexta felicidad, No me digas adiós, La visita del rencor ... ), determinando así una nueva etapa distinta a la que Ingrid Bergman había protagonizado antes de su encuentro con el director italiano, con quien interpretó varias películas

Que Indiscreta le uniera otra vez con Cary Grant no la hacía parecida a Encadenados. Quiero decir en su trabajo actoral, porque incomparables son, por supuesto, Hitchcock y Stanley Donen. Los dos intérpretes tuvieron suficiente talento como para crear una magia distinta en su relación ante la pantalla. La historia de amo r de Indiscreta se establece en una sucesión de enredos y equívocos típicos del género.

Una actriz (Ingrid Bergman) se siente atraída por un curioso vividor relacionado con la OTAN (Cary Grant), quien dice estar casado sin posibilidad de divorcio. Cuando ella descubre que tal afirmación es falsa, dedica sus esfuerzos a interesarle por el camino de los celos. La suavidad de Stanley Donen al narrar las peripecias de ambos enamorados superó, al decir de los críticos norteamericanos, la versión originalmente escrita para el teatro por Norman Krasna. Exceptuaban algunos de tal mejora a Ingrid Bergman, a quien The New Republic encontró inverosímil en su encarnación de exquisita actriz inglesa; prefería el crítico el trabajo secundario de Cecil Parker, que encarna al cuñado de la actriz, un discreto oficial de la OTAN. El éxito fue, en todos los casos, de Cary Grant.

Otros periódicos creyeron que Stanley Donen se había equivocado al no haber filmado más secuencias en las propias calles de Londres. Dado que aquellos fueron años en que los que la producción de Hollywood se esforzaba por desarrollar primordialmente una dimensión más espectacular de sus productos, de forma que pudiera competir con la televisión, es comprensible esa insistencia en los comentarios de la época por definir las películas en su vertiente colorista.

La unanimidad se centró, pues, en el trabajo de Donen, capaz de superar la debilidad del texto original de Krasna. La habilidad del autor teatral para escribir diálogos brillantes no venía acompañada en este caso por una historia de auténtico interés. Tanto el dramaturgo como el director cinematográfico utilizaron su sabiduría para fascinar con secuencias que fueran desarrollando el mínimo incidente. La obvia eficacia de Cary Grant, demostrada a lo largo de su amplia filmografía, le hacía perfectamente creíble como actor romántico, de la misma forma en que había convencido en cualquiera de sus variados trabajos.

En películas como Indiscreta, que al cabo de los años han quedado débilmente sujetas a la memoria, es donde más sorpresas caben. Las proyecciones televisivas desmienten vicios entusiasmos o alimentan sorpresas que ni el recuerdo personal ni la información escrita provocan.

Indiscreta se emite esta noche a las 22.30 por la primera cadena.

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