Expulsión de emigrantes
Los días 23 y 26 de septiembre hemos leído en el diario que usted dirige sendos artículos en los que se informa que la Corporación municipal de Gijón ha puesto en marcha la expulsión de súbditos portugueses afincados en ese municipio.Desde hace meses asistimos a un aumento vertiginoso de la xenofobia y el racismo en la República Federal de Alemania, y tenemos que constatar la similitud de los argumentos esgrimidos por los de Gijón y por los que aquí también quieren repatriar extranjeros.
Y que no nos vengan diciendo que los portugueses son ilegales y que los emigrantes somos legales.
El denominador común de ambas burocracias es el desprecio por las tragedias humanas, la indiferencia ante el hecho de que -con papeles o sin ellos- esos hombres, mujeres y niños portugueses llegaron a Gijón huyendo del hambre. No se habla de personas, sino de portugueses, como en la RFA, vejatoriamente, despectivamente, se habla de ausländer (extranjeros). Los expulsores son los mismos que, ante públicos de más monta, elevan cantos a la unidad europea, a la solidaridad humana con los oprimidos y marginados; los que producen panegíricos a la superación de las barreras nacionales. Y, en el caso del Ayuntamiento socialista de Gijón, los mismos que pondrían el grito en el cielo ante la expulsión de españoles en cualquier punto de Europa. / (RFA).
