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El 28 de octubre, elecciones legislativas

Lavilla y Rosón fueron ayer de compras a unos grandes almacenes madrileños

Landelino Lavilla, presidente del Congreso, y Juan José Rosón, ministro del Interior, cabecera y número tres de la candidatura de UCD por Madrid, dentro de la campaña electoral se fueron ayer tarde de compras a unos grandes almacenes. Rodeados de una nube de curiosos de todas las edades, que les recibieron en la calle con aplausos y les siguieron por todas las plantas que visitaron. Rosón compró calcetines de ejecutivo y casettes de Serrat, y Lavilla discos -uno de ellos, el último de los Rollings- y varios libros.

En la puerta de los grandes almacenes, situados muy cerca del Paseo de la Castellana se habían arremolinado un centenar de personas que esperaban la llegado de Landelino Lavilla y Rosón. Este último aguantó en la calle un plantón de media hora que le dio el presidente de UCD. Relajado, con una boquilla de mentol en la boca y rodeado de una discreta vigilancia de seguridad, el ministro del Interior se vió asediado por expontáneos que le hicieron preguntas de todo tipo. Aguantó el tipo y tuvo respuesta para todos.Tuvo que sacar la cara a Tierno Galván, al que una mujer de pequeño empresario dedicaba fuertes epítetos por los impuestos municipales y respondió en su lengua a una señora gallega para asegurarle que habrá mano dura contra el terrorismo. Indicó Rosón que los atentados habidos ayer en Vizcaya y Navarra son el inicio de una escalada de violencia "ya prevista en el curso de la campaña". Dos estudiantes y un hombre de mediana edad le preguntaron porqué España no se salía de la OTAN y Rosón defendió la postura del Gobierno en el tema afirmando que "tenemos que estar donde está Occidente".

Una vez que llegó Landelino Lavilla, ambos rodeados de curiosos, informadores, empleados y escoltas, se dirigieron a la planta de caballeros. Allí Rosón compró calcetines de ejecutivo de color negro "por que no los hay de ministro" y pagó en efectivo. En la primera planta se separaron. El primer compró casettes de Serrat ("soy un admirador de este cantante"), de Julio Iglesias, José Luis Perales y Donna Summer. Lavilla osciló entre la segunda sinfonía de Shumman y los últimos elepés de los Rolling Stones y Bee Gees. En la sección de librería, el candidato de UCD a la presidencia del Gobierno rechazó el recién aparecido libro Como se ganan unas elecciones ("de eso ya sabemos nosotros mucho", comentó con sorna) y se quedó con Las giganteas, última novela de Paco Umbral y El laberinto de las aceites, de Eduardo Mendoza.

Posteriormente Lavilla se trasladó a la Ciudad de los Periodistas, acompañado del jugador de baloncesto Emiliano, candidato al Senado, y de Alvárez de Miranda, candidato al Congreso. Lavilla jugó al fútbol, firmó autógrafos y mantuvo un coloquio con los vecinos, durante el cuál, el presidente centrista rebatió los argumentos de un periodista de El Alcazar, que le acusó de defender una tesis marxista en la forma de concebir la relación entre política y religión.

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