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Rumores sobre una eventual sustitución de Georges Marchais al frente del PCF

El secretario general del Partido Comunista francés (PCF), Georges Marchais, abandonará mañana el hospital en el que fue internado el pasado sábado para someterse a un chequeo médico su salud y, según fuentes del PCF, reanudará sus tareas como líder del partido. Al margen de las secuelas del infarto que padeció hace ocho años, que los médicos descartaban rotundamente, se han acentuado los rumores, durante los últimos días, sobre una eventual sustitución de Marchais al frente del PCF.En las esferas políticas parisienses, incluida la comunista, se vincula el chequeo actual con un documento que será publicado en breve firmado por Marchais y que él mismo calificó de -muy importante" cuando, hace algunos días, dio noticias sobre la redacción del mismo. ¿Anunciaría en ese texto su jubilación, pretextando su estado de salud?

Quienes especulan sobre la fragilidad política de Marchais en el PCF se plantean otras preguntas: desde que la izquierda llegó al poder, a pesar de que ello significó un descalabro para la denominada línea Marchais (de desunión con los socialistas), las actuaciones políticas del secretario general se han espaciado, y las comunicaciones importantes del PCF han sido presentadas en estas últimas semanas por el diputado y dirigente del partido Andre Lajoinie, considerado como uno de los aspirantes a la sucesión de Marchais junto al actual ministro de Transportes, Charles Fitterman.

En más de una ocasión también, sus declaraciones públicas han sido negadas acto seguido por los órganos oficiales del partido. Y es de anotar un hecho más en el mismo sentido, considerado sorprendente: en la primera página del diario comunista L'Humanité fue publicado hace algunos días un artículo en el que se aludía a los voluntarios que fueron a trabajar a Alemania durante la ocupación nazi, entre los cuales, según denuncia una parte de la opinión .francesa, figuró Marchais.

En cualquier caso, para nadie es un secreto en este país que el que desde hace más de dos lustros es el hombre todo poderoso del PCF encuentra dificultades crecientes para convencer a sus militantes de la lógica de una línea política sembrada de contradicciones desde que los comunista decidieron romper la Unión de la Izquierda en 1977. La participación del partido en el poder no hace más que enmascarar un descontento que, además de la política interior, se nutre de la diplomacia prosoviética seguida por la dirección.

A pesar de lo expuesto, algunos analistas sospechan que los rumores sobre la desestabilización de Marchais le servirían a este para, en un golpe de efecto, volverse a hacer con las riendas del aparato del PCF.

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