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Vicente Oruña atravesará el Atlántico en una tabla a vela

Vicente Oruña partirá el próximo 21 de noviembre, a las 13.30 horas, desde Las Palmas de Gran Canaria, a bordo de una tabla a vela. Pretende completar, en treinta o cuarenta días, los 6.000 kilómetros que separan las islas españolas de San Juan de Puerto Rico. Jamás abandonará, ni siquiera para dormir, su sencilla embarcación y asegura que sólo le hará desistir un accidente. El joven deportista aventurero cántabro presentará el próximo fin de semana su insólita travesía.

Nació en Polanco, pueblo cercano a Torrelavega, hace veintisiete años. Criado y residente en Santoña, Vicente Oruña, 1,82 de estatura y 67 kilos de peso, es un idealista a quien abruma la responsabilidad de no fracasar, "porque mi propósito ya lo conocéis mucha gente". Participó en expediciones de Miguel de la Cuadra Salcedo y en la Orellana, de Vital Alsar. Inició incluso la travesía de la Antártida en un trineo tirado por perros y con la pretensión de llegar hasta el Polo Sur. El objetivo no se consumó por expresa prohibición de los mandos de la base militar argentina de Belgrano.El proyecto que ahora quiere llevar a cabo lo concibió en 1980, cuando conoció que el galo Rosnay atravesó seiscientas millas entre dos islas del Pacífico. Experto en periplos por selva-hielo y navegación convencional, Vicente vio cómo el francés Christian Marty le pisó su aventura cuando hace más de un año cubrió, mediante la técnica de windsurfing las 2.500 millas reales que hay entre Senegal y Guyana. Tal récord quiere dejarlo atrás, aunque no sea partidario de la competición, ya vez cubierto un bienio de entrenamientos.

La mar y sus peligros

"Ya hubo ocho o nueve intentos de completar esta singladura, pero siempre fracasaron, porque sus protagonistas sólo eran windsurfistas. Se trata de una expedición de enorme dureza y gran sacrificio. Hay que pensar que estaré, cuarenta días empapado, que precisaré superar el temor que siempre produce la cercanía de los tiburones, aunque sean tan inofensivos como los requin, imponerse a la capacidad que tiene el mar para idiotizar a quien navega en solitario y vencer la soledad. Por ello me he buscado poderosas motivaciones para llegar hasta el Nuevo Continente".Durante cinco años, Vicente Oruña estudió Químicas y Farmacia. Se considera buen cazador y pescador y furibundo aficionado del ciclismo "deporte que me parece el más cruel". Dirige dos escuelas de tablas a vela y descubrió esta especialidad hace poco más de dos años. "No soy un buen regatista. Es más, este verano impartí clases en Santa Pola, participé en una prueba y quedé en el puesto veintiséis". Su preparación la siguió, fundamentalmente, en la bahía santoñesa, haciendo horas de tabla. También practicó en el Mediterráneo, a razón de seis horas diarias, "lo que me produjo, unido a la enorme salinidad de este mar, llagas por todas partes".

Durmió 35 días seguidos"en una Zodiac, en la que apenas cabía y que fondeó en zona de rompiente; durante 46 jornadas no se lavó con agua dulce, "todo para aclimatarme a las temperaturas y salinidad que encontraré a medida que me aproxime a América. Prefiere el Cantábrico al Mediterráneo, porque aquel forma montañas de ola vaga, más cómoda para nosotros. El Mediterráneo salpica mucho. En la travesía tendré abundante oleaje de dos o tres metros de altura de popa y casi siempre con vientos portantes, alisios. El Atlántico, en suma, se parece más al Cantábrico, aunque con mar menos viva".

Siete planchas

Un crucero acompañará a Vicente Oruña a considerable distancia, si bien establecerá un encuentro diario. Utilizará siete planchas de cinco modelos distintos. Dos serán de 3,90 metros de eslora y 0,68 de manga, apropiadas para regatas, a fin de emplearlas en las ceñidas e ir cara al viento. Son de 440 litros, de volumen, es decir, que tienen capacidad para desplazar esa cantidad de agua, están huecas y pesan unos dieciocho kilos. Otras dos se consideran de alta velocidad, pintail, miden 3,65x0,67, están hechas de fibra de carbono, pesan catorce kilos y su volumen llega a los 210 litros, se usarán para los vientos de fuerza seis en adelante, y con ellas, consideradas las más rápidas que hay en nuestro país, se logran los cincuenta kilómetros por hora.También llevará en el crucero una para olas de considerable envergadura. Tiene tres metros de eslora, pesa 13,5 kilos y su volumen se fija en 180 litros; hecha de un material muy ligero, fibra epoxy, resulta idónea para despegar del agua. Portará, asimismo, un modelo de 3,50x0,70, equivalente al de Marty, para vientos medios y algo fuertes, así comouna plancha de 3,50x0,90, para dormir y empopadas ("en cuanto me vaya acercando al continente dispondré de vientos de espalda y podré navegar sentado"). Esta es la más ancha, sin orza, pero con alerones y un volumen de 270 litros.

Quiere Oruña que en su aventura no haya fraude alguno, como ya sucediera en otros afamados empeños, por lo que se propone que en el crucero le acompañe un periodista o un juez que dé fe de su hazaña. "No emplearé siquiera el spinaker, porque contradice la ley de la navegación en tablas. Tan sólo colocaré en la parte superior del palo velas de paracaídas, de una superficie de 0,5 a 2 metros cuadrados, para los días de mucho viento. Sólo las usaré de noche. En total, llevo cinco velas".

El aventurero cántabro ha programado ir a este ritmo: tres horas navegando y una de descanso; otras tres y nuevo reposo y otras tres de marcha, en la última parte de las cuales permitirá que el barco se le acerque, "pues, diariamente, puedo dejarle de quince a veinte millas atrás". Prevé que alcanzará velocidades de hasta veinticinco nudos (el récord mundial en laguna se consiguió en Inglaterra y se fijó en 24,5 nudos, con viento fuerza siete).

Música y cien millas por día

"Tengo que hacer una media de cien millas diarias. Pernoctaré en una plancha prototipo de 3,50x0,90, similar a una Zodiac sin fondo. Se trata de un cinturón neumático con unos pernos a los cuales sujeto la tabla, lo que me dará estabilidad. Además, durante el sueño estaré metido en un saco impermeabilizado y atado a la plancha por si el temporal me voltease. En caso de necesidad, colocaré una orza de profundidad, con una bola de venticinco kilos arrojada veinte metros en el interior de la mar".Ante posibles pérdidas de contacto con el crucero acompañante, Vicente Oruña portará walky-talky, así como emisores de ondas instalados en la tabla para facilitar su localización. Para entretenerse llevará en el arnés (mochila) un liviano casete con grabaciones y cascos. Escuchará, en pleno océano, música clásica de Vivaldi y Chopin, así como "folklore de los pueblos", especialmente obras de Neil Diamond, folk norteamericano y mexicano, amén de música rusa y andina o interpretaciones de Sirley Bassey.

El buque auxiliar, considerado como uno de los diez cruceros más rápidos de España, ha sido cedido por un médico oftalmólogo residente en Vizcaya, que también estará en la expedición. Es un Sloop First 42, de 42 pies (unos 13,5 metros). En él viajarán tres navegantes, el citado médico y un especialista en comunicación. A bordo se transportará una tonelada de agua potable, quinientos kilos de alimentos (carne congelada, verduras, huevos, etcétera) y no menos de cuatrocientos. potitos.

'Potitos' y más 'potitos'

"En un intento de atravesar el Atlántico ya se produjo intoxicación por culpa de la comida. He comprobado que los potitos que se dan a los niños tienen cuanta alimentación preciso, con calorías suficientes. Además de agua tomaré entre diez y quince al día y así la digestión resultará más fácil. También me nutriré con peces frescos. Quienes vayan en el barco usarán la pesca como terapia diaria y me proporcionarán atún y cuanto sea preciso. Ya estoy tratando de acostumbrarme a comer con los potitos, pero me cuesta pasarlos, especialmente los de carne, con los que siempre necesito un poco de pan".Atrás quedaron, como Vicente Oruña dice, "dos años de mi vida absolutamente enterrados". Por delante, todo el Atlántico para surcarlo en poco más de un mes sobre una tabla. Nunca se hizo nada igual.

Idealista y realista a la vez, este cántabro no ha iniciado aún la aventura y ya empieza a soñar con empresas de mayor alcance. ¿Vuelta al mundo? ¿Marcha a la Antártida? Por el momento, estos días redujo el ritmo de los entrenamientos, abandonó los dolorosos ejercicios con halteras, pasó a tabla gimnástica en favor de la flexibilidad y disminuyó su permanencia y sesiones de trabajo sobre la tabla, a los pies del Buciero, el monte de su pueblo.

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