No hay pronóstico científico
Comenzó la semana con todas miradas puestas en la ejecutiva de UCD y en la resolución que había de tomar sobre la coalición con AP. No se produjo la esperada coalición y los que esperaban efectos desastrosos en las cotizaciones de los mercados de valores se tuvieron que conformar con sumar los resultados de toda la semana y, aun así, no sólo la sangre no llegó al río, sino que ni tan siquiera hubo sangre. El proyecto de la gran derecha no llegó a hacerse realidad, pero en los parqués nadie lloró por ello.El protagonismo fue de quien únicamente podía ser y así, el sector bancario fue acumulando papel en sus saldos, pero ya en la sesión del viernes fue remitiendo, tal vez como una tímida respuesta a las declaraciones de Rafael Termes sobre la posibilidad de nacionalizar la banca por parte de un posible Gobierno socialista.
El grupo, de todas maneras, sufrió serios recortes en las cotizaciones de sus valores y, al final, el índice particular del sector perdía algo más de cuatro puntos.
Algo más tuvo que ceder el sector eléctrico, que después de la sujeción de que fue objeto en las primeras sesiones, acabó cayendo casi con estrépito y lo peor es que no se sabe bien hacia dónde. Si el sector bancario logra hacer acopio de fuerzas, para el martes próximo tal vez seamos testigos de alguna que otra sesión sostenida. Esto, viendo la trayectoria actual del mercado, forma parte de la utopía, pero todos sabemos que sin un horizonte utópico lo cotidiano es bastante feo.
Aunque hasta el martes no se cierra el plazo para formar coaliciones, ya no se espera nada nuevo, y en las Bolsas se aguardan con impaciencia, tanto las listas como los programas de los partidos que concurren a las elecciones. Mientras tanto, las especulaciones son las dueñas absolutas del terreno y ya se sabe que esa especialidad, referida sobre todo a lo político, la saben practicar muy pocos.
Para los otros mercados, la situación no es en nada diferente ni lo ha sido en toda la semana, salvo en la cotización de algunos valores, sobre todo los bancarios, que han mostrado mucha más fuerza en su caída de lo que tenían en la Bolsa madrileña. El ejemplo más fácil es el de Banesto, que ofrecía una diferencia de once puntos en Bilbao y seis en Valencia con el cambio que tenía Madrid al cierre.
Hacer pronósticos para las próximas sesiones es francamente difícil, debido, sobre todo, a las dificultades para encontrar opiniones basadas en hechos concretos. Los operadores no se pronuncian ni en un sentido ni en el otro.
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