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El 28 de octubre. elecciones generales

UCD encarga una encuesta nacional para decidir su política de alianzas

El presidente de Unión de Centro Democrático (UCD), Landelino Lavilla, ha encargado una encuesta nacional, sin escatimar medios económicos, para conocer las preferencias de los posibles votantes centristas en lo que se refiere a las coaliciones electorales. Los resultados de esta encuesta, que se recibirán en la sede central del partido el próximo día 12, serán decisivos para el futuro de UCD.

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Si estos resultados demuestran que el partido en el Gobierno, en alianza con el Partido Demócrata Liberal de Antonio Garrigues Walker, puede obtener alrededor de cuarenta diputados, Landelino Lavilla permanecerá firme en su rechazo a la coalición con el partido de Manuel Fraga.Si, por el contrario, la encuesta da la razón a Rodolfo Martín Villa, Marcelino Oreja y José Luis Alvarez, máximos defensores de la unión con Alianza Popular, por entender que UCD no puede llegar por sí sola a la veintena de escaños, el partido podría sufrir una nueva y drástica ruptura por su ala conservadora, o bien el comité ejecutivo nacional podría solicitar la convocatoria urgente de un nuevo consejo político que autorizase la coalición con AP a escala nacional. De producirse esta última posibilidad, Landelino Lavilla presentaría la cláusula devolutoria al presidente Calvo Sotelo, según informó una fuente de absoluta solvencia.

Entre tanto, el caos interno de UCD es de tal magnitud que el plan previsto para este fin de semana por Landelino Lavilla para que los miembros de la ejecutiva nacional visiten las sedes centristas de las diferentes provincias españolas ha fracasado por la negativa de la mayoría de los integrantes de este órgano directivo del partido a presentarse en dichas sedes. La razón que han alegado no es otra que la de que no sabrían qué responder a las lógicas preguntas de los centristas de las provincias sobre las futuras alianzas electorales de UCD.

Al final, este proyecto, que coincidía con la celebración de consejos políticos en todas las provincias españolas, ha quedado reducido a las visitas de Landelino Lavilla a Málaga y Tenerife y a las de Rodolfo Martín Villa a Albacete, Murcia y León.

A pesar de todas las presiones que está recibiendo Landelino Lavilla para formar la gran derecha (coalición de UCD más AP), incluso desde el propio inquilino de la Moncloa, el presidente centrista sigue adelante con su plan de unirse con el Partido Demócrata Liberal de Antonio Garrigues para concurrir a las elecciones del 28 de octubre. Sin embargo, fuentes muy próximas a Lavilla informaron ayer a EL PAIS que dicha unión no será una coalición electoral, sino una simple alianza, es decir, las siglas del PDL no figurarán en los carteles electorales junto a las de UCD. Los hombres de Antonio Garrigues estarán incluidos en las candidaturas centristas, pero la alianza se llamará UCD.

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El 28 de octubre, elecciones generales

La actualidad en torno a las distintas formaciones políticas sigue dominada por las gestiones para definir sus alianzas electorales con las que definitivamente concurrirán a la cita electoral del 28 de octubre. UCD, por iniciativa de Landelino Lavilla, ha encargado una gran encuesta nacional para conocer las preferencias de sus votantes de cara a una eventual coalición con Alianza Popular. Si ello fuera inevitable, todo hace indicar que Lavilla dimitiría de la presidencia del partido centrista. Mientras, el Partido de Acción Democrática ha decidido incorporar a González Seara a las negociaciones que mantiene con el PSOE, que en su sector socialdemócrata se vería reforzado por la aportación del partido de Fernández Ordóñez. El bloque empresarial, en tanto, continúa presionando en favor de un bloque liberal-conservador que haga frente al reto electoral socialista, y desde la cúpula de la CEOE se hacen gestiones para una coalición que englobe a AP, UCD, el PDP y PDP.

Fraga, partidario de la coalición con UCD a pesar del desacuerdo de la comisión ejecutiva de Alianza Popular

Viene de la primera página

El hecho de rebajar la coalición con el PDL a mera alianza obedece a la necesidad de demostrar la supremacía de UCD, ya que, a fin de cuentas, los centristas han ganado dos elecciones generales, mientras que el PDL aún no ha pasado la reválida de las urnas. Con ello, se disminuyen las aspiraciones de Garrigues en cuanto al número de sus hombres a colocar en las listas centristas.

De los 40 escaños que el líder liberal pretendía obtener dentro de UCD el pasado mes de mayo se ha pasado ahora a un número que no supera la docena, algunos de los cuales, como Joaquín Muñoz Peirats o Antonio Fontán ya pertenecen a UCD. Los otros dos hombres fuertes del PDL, Eduardo Merigó y Eduardo Punset no presentan problemas de ubicación en las candidaturas: Punset concurrirá bajo las siglas de Convergencia Democrática de Cataluña, y Eduardo Merigó ha renunciado a presentarse a diputado.

La otra razón aludida está contenida en los acuerdos del último consejo político, que prohibe las coaliciones electorales nacionales, salvo "excepcionalmente en regiones o provincias", como, de hecho, va a ocurrir en el País Vasco. En todo caso, la alianza UCD-PDL tiene que estar ultimada antes del martes, en que está previsto que se reúna el comité ejecutivo centrista.

Precisamente, los partidarios de la coalición de UCD con el partido de Manuel Fraga sufrieron ayer un revés al conocer lo sucedido el miércoles en la reunión de la comisión ejecutiva nacional de Alianza Popular. En dicha reunión, se trató el tema de la alianza con el PDP de Oscar Alzaga y obtuvo la aprobación de prácticamente la totalidad de los miembros de la directiva del partido.

Sin embargo, antes de que interviniera el presidente nacional aliancista para dar cuenta de los contactos mantenidos en los últimos días con los miembros de UCD partidarios de la coalición, Fraga solicitó a los integrantes de la ejecutiva que se pronunciaran al respecto. Según se ha informado a este periódico en fuentes solventes, la gran mayoría se mostró firmemente contraria a la coalición UCD-AP por entender que ello contribuiría a incrementar la confusión entre los votantes de Alianza Popular. Incluso hubo quien recordó que gran parte del éxito de AP se debe precisamente a la clara diferenciación de UCI), mientras que otros alegaron que ello supondría desplazar, nuevamente, a los. hombres de Alianza Popular en favor de los de UCD en las listas electorales.

Manuel Fraga expuso claramente que seguía siendo firme partidario de la coalición, la mayoría natural por la que viene clamando desde hace tantos meses. La razón última de su postura era explicada en estos términos a EL PAIS por un directivo del PDP: "Aunque de momento la coalición no le favorezca, Fraga desea liderar el mayor número posible de fuerzas políticas para convertirse en el único presidenciable, pensando en las elecciones de l986".

Por su parte, el PDP reunió ayer a su gestora nacional en un restaurante madrileño para ultimar los detalles de la coalición. Sus portavoces esperan obtener alrededor de 30 escaños en las listas de Manuel Fraga. Las conversaciones protagonizadas por Alvaro Lapuerta y Manuel Fraga, por parte de AP, y Oscar Alzaga y Modesto Fraile por parte del PDP -que acaba de recibir en sus filas el refuerzo de dos nuevos diputados de UCD, Guillermo Medina y Julio Ullóa quienes se incorporan a la gestora nacional de este partido-, barajan un número aproximado de 20 escaños. El gran problema es la ubicación de Oscar Alzaga, quien desearía el número dos de la lista por Madrid, tras Fraga. Ello va a ser, sin duda, una fuente de conflictos, por afectar a las aspiraciones de Fernando Suárez y Alfonso Osorio. El secretario general de AP, Jorge Verstrynge, se presentará por Sevilla.

Verstrynge declaró ayer a EL PAIS que "en estos momentos está claro que en la gran derecha entrará quien suscriba nuestro programa. Tenemos la seguridad de que la mayoría natural se hará por arriba o por abajo y si la dirección de UCD se continúa resistiendo a pactar con nosotros, proseguirán las fugas a nuestras filas".

Según Verstrynge, "hoy en día está claro que el eje de la mayoría natural tiene que ser AP y que su líder se llama Manuel Fraga. Esto último está tan claro que aunque Fraga estuviese dispuesto a cuestionar su liderazgo, el partido se lo impediría". También confirmó tácitamente la existencia de contactos con ciertos dirigentes de UCD, entre ellos Martín Villa al responder al respecto que "si ellos no los han desmentido, mal podemos desmentirlos nosotros". Otras fuentes próximas a la dirección aliancista informaron de conversaciones entre Rafel Ansón y dirigentes de AP en las que el primero habría expresado su desesperación por el desmoronamiento del partido en el Gobierno. Rafael Ansón es la persona que ha venido prestando su asesoramiento para cuestiones de imagen a numerosos políticos centristas, entre los que se cuentan Rodolfo Martín Villa, Juan José Rosón, Marcelino Oreja, Federico Mayor Zaragoza y Jose Luis Alvarez.

Otros datos significativos respecto al procese, de elaboración de las listas de la coalición entre AP y PDP son la designación de Ricardo de la Cierva para presentarse por Melilla y la eliminación del periodista Emilio Romero de las candidaturas aliancistas.

El principal temor de Landelino Lavilla en estos momentos es, según señaló una fuente muy próxima al presidente centrista, que la mencionada encuesta ofrezca unos resultados tan desastrosos para UCD que incline la balanza en favor de los que desean la coalición con Alianza Popular. Para tratar de impedirlo, Lavilla baraja la posibilidad de hacer uso de uno de los poderes que solicitó al consejo político el pasado mes de julio: suplir las ocho bajas del comité ejecutivo nacional, a raíz de las fugas de suaristas y socialdemócratas. Estos ocho nombramientos, que lógicamente serían personas de su absoluta confianza, podrían inclinar una previsible votación de los miembros del comité ejecutivo nacional en contra de la celebración de un consejo político urgente que tendría por objeto replantear y permitir las alianzas preelectorales a escala nacional. De no conseguirlo, Lavilla emplearía la cláusula devolutoria y dejaría el partido en manos de Calvo Sotelo.

Finalmente, en la sede de UCD se tenía ayer la impresión de que Lavilla intentaría un último contacto a la desesperada con el CDS de Adolfo Suárez para concurrir juntos a las elecciones.

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