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Los socialistas franceses reducen el gasto público para 1983

El proyecto de presupuesto francés para 1983, estudiado el pasado miércoles por el Consejo de Ministros, refleja un déficit de 117.800 millones de francos (1,9 billones de pesetas), frente a los 95.000 millones previstos inicialmente por el presupuesto de 1982, lo que representa un 3% del producto interior bruto (PIB).Los gastos del Estado aumentarán únicamente en un 11,8% el próximo año, y se elevarán a 881.000 millones de francos, lo que significa el 18,3 % del PIB, es decir, la misma tasa que en 1982. Los ingresos del Estado ascenderán a 776.000 millones de francos.

Para la mayor parte de los observadores, la política económica del Gobierno francés, un año y cinco meses después de la elección de François Mitterrand como presidente de la República, se basa en previsiones prudentes o al menos plausibles y ha dejado a un lado el hipotético relanzamiento nacional e internacional.

Las previsiones económicas que contempla el proyecto de presupuesto para 1983 son las de un alza en los precios al consumo de un 8,3%, frente al 10% de 1982; una tasa de crecimiento del 2% (1,7%, para este año), incremento del 1,5% en las inversiones públicas y privadas y un aumento del 5,3% en las, exportaciones y del 3,8% en las importaciones.

El comunicado del Consejo de Ministros subraya que el proyecto de ley presupuestaria favorece el desarrollo del potencial económico de Francia, el control del gasto público, la solidaridad (aumento del 31% en las ayudas...para el empleo), la simplificación fiscal y la lucha contra el fraude.

Pausa fiscal

La pausa fiscal -la presión impositiva permanece inalterable- viene acompañada de medidas de simplificación y de un mejor reparto en la imposición. Sólo los ingresos muy elevados se verán perjudicados por la nueva normativa, que eleva al 65% el porcentaje que el Estado podrá recaudar. Los componentes del baremo del impuesto sobre la renta y el techo del cociente familiar serán revalorizados al mismo nivel que la inflación, un 10%.El impuesto de solidaridad, establecido el pasado año, se mantiene, aunque ve reducida su repercusión sobre el contribuyente. Este superimpuesto implica un suplemento del 7% para aquellos contribuyentes que pagan normalmente más de 28.000 francos (500.000 pesetas) al erario público. El impuesto sobre el patrimonio, en cambio, ve desplazado su máximo de tres millones a 3.200.000 francos.

La oposición ha expresado sus críticas al sentido de la redistribución fiscal y a la supuesta contradicción existente entre los ingresos y unos gastos que consideran subvalorados y que permiten, en vísperas de las elecciones municipales, crear la ilusión de un relativo equilibrio presupuestario con un déficit que llega al 3%, cifra considerada normal en los países desarrollados.

Para el Consejo Nacional de la Patronal Francesa (CNPF), el Gobierno ha puesto freno, de forma seria, al ritmo de incremento de los gastos públicos que habían alcanzado, el pasado año, un ritmo poco razonable.

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