Las cenizas de Ingrid Bergman reposarán en Suecia, cumpliendo el último deseo de la actriz
Los cuatro hijos y el tercer marido de Ingrid Bergman, Lars Schmidt, se reunieron ayer en Londres para asistir a la lectura del testamento de la actriz sueca y conocer sus deseos sobre el modo en que se realizarán los funerales. Ingrid Bergman, que murió de cáncer el lunes pasado, un día después de cumplir 67 años de edad, será incinerada y sus cenizas llevadas a Suecia, donde nació el 29 de agosto de 1915.
Las tres hijas de Ingrid Bergman: Pia, de 42 años, nacida del primer matrimonio de la actriz, con Peter Lindstrom, y las mellizas Isabella e Ingrid Isotta, de veintisiete años, fruto de su unión con el director italiano Roberto Rossellini, llegaron anteayer a Londres desde Nueva York, mientras que el único hijo varón, Robertino Rossellini, de 32 años, era esperado anoche en la lujosa mansión en la que falleció su madre, en el elegante y céntrico barrio londinense de Knightsbridge.En esa casa, el mismo domingo, unas horas antes de su muerte, la actriz reunió a un grupo de amigos para celebrar con champaña el día de su cumpleaños. En la fiesta también estaban una prima de Ingrid Bergman, la que fue su niñera en Suecia, y Lars Schmidt, de quien la estrella se divorció en 1978, después de veinte años de matrimonio.
La muerte de Ingrid Bergman, de quien el diario The Times afirmaba ayer que fue una personalidad "que logró cubrir admirablemente la distancia que media entre una estrella de cine y una actriz", causó una gran impresión en el mundo artístico, en el que había logrado un gran respeto, "Era una de las mujeres más maravillosas que he conocido", declaró Liza Minnelli, que trabajó con la actriz sueca en 1976, en la película Cuestión de tiempo, dirigida por el padre de Liza, Vincente Minnelli. Por su parte, la sueca Liv Ulimann, que compartió el estrellato con Ingrid Bergman en Sonata de otoño -la única película que la Bergman logró hacer al lado de su compatriota Ingmar Bergman-, dijo en Nueva York que su desaparición "se va a notar terriblemente", en tanto que el actor Anthony Quinn declaraba que "pocos actores y actrices podrían demostrar una profesionalidad tan profunda y seria como la suya". Anthony Quinn trabajó con Ingrid Bergman en 1970, en la película Secretos de una esposa. "No podrá ser reemplazada", afirmó.
Homenaje a su valor
En Hollywood la reacción ante la muerte de una de sus actrices preferidas no se hizo esperar y fue especialmente sentida entre los actores y directores veteranos, que rindieron un homenaje al talento y, sobre todo, al coraje que Ingrid Bergman ha puesto en su lucha contra el cáncer que sufría desde hace ocho años. Joseph Cotten, su compañero en la película Luz de gas, con la que Ingrid Bergman ganó, en 1944, su primer oscar de la Academia de Cinematografía de Hollywood, afirmó que la actriz sueca era "uno de esos personajes que surgen de tarde en tarde".Igual opinión tienen en Suecia, donde los medios de comunicación calificaron a la actriz fallecida como "la más grande de las artistas" de aquel país, y "la última gran actriz de dimensión internacional desde que Greta Garbo se refugió en el anonimato". Esta opinión del diario Aftonbladet, de Estocolmo, era ampliada por su colega el Dagens Nyheter en el sentido de señalar como el mérito mayor de Ingrid Bergman el haber seguido siempre "un camino de honestidad artística, a pesar de los envites del mundo cinematográfico y las fastos de Hollywood". El mismo periódico señalaba que esa lucha de una mujer entre su vida privada y la vida pública podría ser, precisamente, la interpretación última del papel de Ingrid Bergman en la película que rodó junto a Ingmar Bergman, Sonata de otoño, un film que "serviría para epílogo de la historia de la gran actriz si la enfermedad ya latente en ella no la hubiera permitido todavía interpretar el papel de Golda Meir en el que fue su último trabajo y su último premio".
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