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El cine en la pequeña pantalla

Víctor Mature, en una película antinazi

No fue Terence Young un director afortunado hasta que logró firmar, en los años sesenta, las primeras películas de la serie del agente secreto James Bond. Demostró entonces su buen hacer profesional y pudo disimular, también, su ausencia de auténtica autoría. Es Young uno de esos directores que no llegan a molestar con las obras que firman, pero que tampoco alcanzan un real interés. Su cine es, pues, intercambiable con el de otros artesanos con tan buena intención.No hay tiempo para morir fue realizada en 19518, cuando Young comenzaba a ser respetado por la industria de Hollywood; fue una película más de guerra, como tantas que hubo en aquella década, en la que nada nuevo se podía ya inventar tras la inflación que, lógicamente, tuvo el género al acabar la segunda guerra mundial. Terence Young, guionista y director, tampoco lo pretendía.

Peripecias

La aventura del grupo de soldados ingleses y norteamericanos que consigue huir de un campo de prisioneros da pie a un sinfin de peripecias, en las que no falta la actuación de un capitán alemán, horrorizado por los sistemas de castigo utilizados por sus compatriotas. El lento caminar de los huidos, perseguidos por la Gestapo, concluye con una virtuosa batalla entre carros de combate, donde vuelve a demostrarse la prepotencia de las tropas aliadas. No es muy original, pero puede entretener.

Entre otros atractivos, tiene el dúo de actores que suelen establecer las películas del género. Mature y Leo Genn son, en esta ocasión, los responsables de matizar las distintas posturas -ya transformadas en tópicos- con que la guerra es vista en el cine.

Prestigio

Hay que reconocer, sin embargo, que no fue Victor Mature un actor de serio prestigio. Su extraña cara, de la que sobresalían unos inquietantes ojos de búho, no le permitían más que seres atormentados. Fue la insistencia de Hollywood la que le permitió interpretar, esporádicamente, personajes cotidianos. A su lado, pues, la figura relajada de Leo Genn puede ganar el enfrentamiento actoral.

No hay tiempo para morir se estrenó en Espafía en 1959; ni la memoria ni las críticas de aquel momento son buenas aliadas para asegurar que ello es así. Cabe, por tanto, la sorpresa.

No hay tiempo para morir se emite hoy a las 21.35 por la primera cadena.

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