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Aparece sin vida el cuerpo del espeleólogo atrapado en una cueva marina en Alicante

El cuerpo del espeleólogo valenciano Vicente Alegre Izquierdo, de 25 años, fue encontrado sin vida, a primeras horas de la tarde de ayer, por el grupo de submarinistas de Standard Eléctrica desplazado desde Madrid. El cadáver se hallaba en una cueva marina de Benitachell (Alicante), a 470 metros de profundidad, inmerso en el agua y sin posibilidad de haber llegado a una campana de aire. El lunes fue encontrado, a 170 metros de la superficie, en la misma cueva, el cuerpo sin vida de otro miembro de la misma expedición, Juan José Palomero, estudiante de diseño industrial.

Los intentos por rescatar a Vicente Alegre, atrapado desde el domingo en la citada cueva marina, se prolongaron durante 48 horas. Inmersiones de grupos de buceadores de Standard Eléctrica, apoyados por grupos de la Armada, de la Federación de Espeleología del País Valenciano, del Ejército y de la Cruz Roja se sucedieron cada seis horas, sin resultado alguno hasta pasadas las 14.30 horas de ayer.El hallazgo del cable-guía del joven, en una de las exploraciones de la mañana, había hecho concebir esperanzas sobre la posibilidad de que pudiera haber encontrado una bolsa o, al menos, una burbuja de aire, en la que seguir manteniéndose con vida. Con esta idea continuaron durante toda la jornada las operaciones de rescate, cada vez más frecuentes, sin aguardar los períodos de tiempo adoptados en un principio como medida preventiva, para evitar que el agua se enturbiara.

Vicente Alegre, bombero de profesión, natural de Benetuser (Valencia), se había casado el día anterior a su muerte. Su esposa se encontraba en Benitachell desde poco después de iniciada la búsqueda. Durante la tensa espera, se negó a hacer cualquier tipo de declaración a los informadores desplazados a la localidad.

Un portavoz de la Federación Valenciana de Espeleología afirmó que la expedición no estaba compuesta por aficionados, sino por auténticos expertos. Llevaban varias semanas inspeccionando la cueva y trabajaban sobre la base de las investigaciones de un equipo de Alicante, que el año pasado colocó una cuerda-guía en el mismo lugar.

El joven Juan José Palomero La Cruz, estudiante de diseño industrial, y el bombero Vicente Alegre Izquierdo habían sido premiados en competiciones y pruebas internacionales de espeleología submarina.

Todo comenzó el domingo por la mañana en la playa de Els Morach. Víctor Romero, de 19 años, relató a EL PAIS cómo se produjo el accidente: "Ibamos siete, cinco buceando y dos con aletas y tubo. De los que buceábamos dos se metieron en una cueva y los otros tres lo hicimos por los alrededores. Se hizo tarde. Entonces entré en la cueva y encontré a uno, intenté desatarle, pero no pude". Este era el cadáver de Juan José Palomero, quien el lunes por la mañana fue rescatado por los equipos de salvamento desplazados a esta playa, a la que se accede tras bordear una sierra de notable altura. Los dos espeleólogos que han fallecido, Juan José Palomero y Vicente Alegre, habían entrado en un río subterráneo casi sin corriente que, según Víctor Romero, "es un antiguo río que se ha hundido, es como una maraña".

Se quedó sin aire

Víctor, que encontró el domingo el cadáver de Palomero, dedujo por su posición que probablemente había intentado salir cuando se quedó sin aire, quizá en busca de ayuda para quien la necesitaba más que él."A las cuatro de la tarde", prosigue Víctor Romero, "la alarma estaba ya dada, y desde entonces no se hizo nada hasta las siete, cuando llegaron los bomberos de Valencia". Tras ellos, el resto de los equipos de rescate de la Armada, submarinistas de Jávea, la Guardia Civil, que llegó un poco antes, espeleólogos de Alcoy y Alicante, el buceador de Standard y miembros de Protección Civil. Precisamente un representante de Protección Civil fue quien, pasadas las 20.30 horas de la tarde del lunes, intentó poner un poco de orden en todos los equipos allí presentes y, coordinar las acciones de salvamento de Pipo, como llamaban amistosamente a Vicente Alegre sus compañeros en la expedición espeleológica.

Se desconocen con certeza los motivos del accidente. Se sabe que el primer cadáver encontrado -el de Palomero- tenía enroscado el cable-guía y podía apreciársele un golpe en la cabeza. Asimismo, estaba suelto el regulador de la botella de oxígeno, un hecho sumamente extraño, a juicio de otros espeleólogos.

Se cree que la falla de esta cueva llega hasta Cuenca, aunque sólo se habían explorado, hasta el momento de producirse el accidente, unos 260 metros. "El río", cuenta otro miembro de la expedición, "inunda todo el túnel, que se mantiene en casi todo su interior a unos nueve metros de profundidad bajo el nivel del mar".

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