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Suárez formará un nuevo partido de centro si el Consejo Político de UCD no le entrega plenos poderes

Las reuniones patrocinadas por el presidente Leopoldo Calvo Sotelo con Landelino Lavilla y Adolfo Suárez para buscar soluciones a la crisis centrista se han cancelado por la decisión de este último de no comparecer a las mismas, sin que se haya logrado acuerdo sobre alguna propuesta válida que someter al Comité Ejecutivo convocado el 2 de julio y al Consejo Político del 10, según fuentes centristas. A menos que este último órgano, el de mayor responsabilidad entre, congreso y congreso del partido, decidiera por muy amplia mayoría requerirle como máximo líder y entregarle plenos poderes, el fundador de Unión de Centro Democrático, Adolfo Suárez, optará por concurrir a las próximas elecciones al frente de una nueva formación de centro, en unión de una serie de personalidades cuyos nombres empezarán a conocerse el 11 de julio.

Leopoldo Calvo Sotelo, sumido desde la derrota electoral andaluza del 23 de mayo en un proceso de reflexión -que medios políticos califican de "parálisis"-, ofrece una imagen de soledad. Podría quedarse casi a solas con los azules y otras personas adyacentes, si se confirman la marcha de Oscar Alzaga con sus probables treinta seguidores hacia las aguas jurisdiccionales de Fraga, y de los liberales hacia el animador de los Clubes, Antonio Garrigues; así como los propósitos fundacionales suaristas, que sólo se suspenderían si se entregaran al expresidente plenos poderes en UCD.Adolfo Suárez habría endosado así a su sucesor el lastre que algunos sectores le reprocharon en otros tiempos y estaría en condiciones de hacer su presentación de nuevo en el ruedo.

Esta situación degradada en las filas del partido centrista no dejará de tener además pronto reflejo en el seno del propio gabinete ministerial, según señalan los observadores, habida cuenta de los pro pósitos que parecen abrigar los titulares de algunas carteras interesados en buscar acomodo bajo otras banderas políticas.

A José Luis Alvarez, de Transportes; Ignacio Bayón, de Industria y, tal vez, Soledad Becerril, de Cultura, además de al delegado del Gobierno en el País Vasco, Marcelino Oreja, tan interesado en su día por desplazar a Jesús Viana de la presidencia de la UCD regional, se les atribuyen intenciones de fuga de la formación centrista, que obligarían a una remodelación gubernamental. Fuentes solventes de la Moncloa negaron rotundamente a EL PAIS la verosimilitud de semejantes planteamientos, así como de la crisis que generarían.

Triunvirato abortado

El reparto de poderes imaginado por Leopoldo Calvo Sotelo con el acuerdo de Landelino Lavilla ha sido rechazado de plano por Adolfo Suárez, en el marco de la llamada trilateral monclovita. En resumen, se trataba de preservar al actual presidente del Gobierno en el ejercicio de sus funciones al frente del, poder Ejecutivo y de encomendar el partido centrista a los cuidados de Adolfo Suárez y Landelino Lavilla, sin entrar a definir las atribuciones específicas de cada uno. Tarea básica del triunvirato, abortado antes de constituirse, hubiera sido la confección de las listas de candidatos para las elecciones generales a la vista.Según fuentes próximas a Leoepoldo Calvo Sotelo, éste considera irrenunciable conservar una cierta preeminencia frente a Landelino Lavilla y Adolfo Suárez y asegurarse la cabeza del cartel electoral sin renunciar a su aspiración poselectoral de presidir un gobierno apoyado en el conglomerado de UCD, AP, Convergencia y otros sectores.

De acuerdo con el esquema discutido en las reuniones de la trilateral, la solución a la crisis centrista evitaría cualquier vulneración de los estatutos del partido y se instrumentaría mediante un acuerdo de delegación de los poderes del Comité Ejecutivo y del Consejo Político en favor del triunvirato En todo caso, Calvo Sotelo sólo parece dispuesto en sus proyectadas intervenciones ante ambos órganos partidarios a poner su cargo a disposición de los mismos, sin formular propuesta de solución alguna. La resistencia de Calvo So telo a ofrecer y recomendar como suya la salida de la crisis es uno de los desacuerdos hasta ahora insalvables.

Medir actitudes

Adolfo Suárez no disimula su convencimiento de que después de dos años o más de problemas internos, la foto de boda que los barones propugnan no ofrece credibilidad alguna. Su decisión de permanecer en la reserva algunos años solo ha sido alterada por la percepción de circunstancias que amenazan al sistema democrático, según fuentes próximas a su despacho de Antonio Maura. Si se produce el regreso a la lid política del expresidente, será en condiciones tales que no pueda confundirse con el aporte de garantías para la continuidad de ciertas carreras políticas excesivamente prolongadas.En este momento la principal obsesión del primer presidente de Gobierno constitucional de la nueva democracia es medir sus actitudes, de forma que nadie pueda cargar a su cuenta facturas de desestabilización en las áreas gubernamentales, del Parlamento o del partido. Las fugas de democristianos y liberales se han adelantado ya a la posible definición suarista y otras incoadas no dejarán de consumarse si el Consejo Político reafirma la definición de centro y se pronuncia contra las tendencias organizadas.

Para la estrategia de Suárez es fundamental una concepción altamente disciplinada del grupo parlamentario, y, en consecuencia las listas de candidatos electorales deben confeccionarse atendiendo al logro de ese objetivo. Por eso, los pactos en la cúspide para repartir cuotas de poder y representación entre las diversas familias centristas quedan rigurosamente descartados.

Hace tres meses, las encuestas de ámbito nacional sobre intención de voto, registraban un 39,5% para el PSOE, un 22%. para AP, un 17% para UCD y un 6,9% para PCE. Ahora., el último sondeo conocido por el Gobierno, realizado sobre una muestra de 7.500 personas, asigna la mayoría absoluta al PSOE y una intención de voto del 5 % a UCD. En cuanto al liderazgo, Suárez, que llegó a tener en su mejor momento un 75%, se encuentra en línea de recuperación con un 17% mientras Calvo Sotelo que nunca alcanzó el 40%. se sitúa ahora en el 10%.

Con estos y otros sondeos en la mano, que asignan a UCD menos de 40 escaños de diputados si los comicios se celebraran ahora, el expresidente Suárez considera que la tarea de lanzar una nueva formación política de centro para concurrir a las próximas elecciones no sería más ardua que la de reconstruir la actual UCD.

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