Martín Villa, en todas las barajas
Este político leonés de 48 años ha conseguido flotar, al igual que Pío Cabanillas, en cuantas combinaciones políticas se han efectuado desde las postimerías de la muerte del general Franco. Del yugo y las flechas del SEU, al "sucesor del sucesor", pasando por las Cortes Orgánicas y el sindicato vertical. La diferencia entre Pío Cabanillas y Rodolfo Martín Villa es que a este último le ha tocado siempre bailar con la más fea. En los primeros tiempos de Adolfo Suárez, hubo de poner orden en algo tan extremadamente delicado para el período de la transición como el Ministerio del Interior. Allí se encontró con la resistencia de un sector de la policía a aceptar el cambio del sistema, con el oscuro entramado de las bandas paralelas, los asesinatos de ETA, la aficción de la extrema derecha por las matanzas de abogados ... Después Martín Villa recibió el en cargo de intentar organizar el caótico proyecto del Estado de las Autonomías, y poner freno a los nacionalismos de nuevo cuño que Manuel Clavero alentó a lo largo de la geografía nacional.Llegó Martín Villa al Ministerio de Administración Territorial, estudio el panorama y encargó al profesor García de Enterría para que deshiciese el entuerto. Tras una batalla floral con Alejandro Rojas Marcos sobre las bondades del artículo 144 para la autonomía andaluza, retransmitida por televisión desde el Parlamento, el padre centrista de la LOAPA pugnó por la secretaría general de UCD. La obtuvo Cavero y el político leonés pasó a la vicepresidencia política.
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